Diabetes y colesterol
"El deseo de tomar medicinas es quizás la mayor característica que distingue a los hombres de los animales” (William Osler)
En los dos artículos anteriores hemos tratado
el sobrediagnóstico y sobretratamiento relacionados con la hipertensión
arterial. Hoy analizaremos los mismos tópicos relacionados con la diabetes y el
colesterol, basándome de nuevo en la información del libro “Over-diagnosed. Making people sick in the pursuit of health”
(Sobrediagnosticados. Haciendo
a la gente enferma en la búsqueda de la salud).
El tratamiento de la hipertensión
representó un verdadero paradigma en la medicina; se pasó de tratar a los
pacientes que tenían problemas de salud a tratar a quienes podían
desarrollarlos en el futuro, únicamente en base a unas cifras obtenidas al
medir la presión sanguínea.
Lo mismo que en la hipertensión, otras
enfermedades también son definidas por una regla numérica. La diabetes por una
cifra de glucosa en sangre, la hiperlipidemia por una cifra de colesterol y la
osteoporosis por una cifra de densidad ósea.
Dicen muy acertadamente los autores que en
cada una de las condiciones anteriores los médicos intentan ir por delante de
los síntomas, pretenden hacer el diagnóstico precozmente para prevenir eventos
desagradables como la amputación de una pierna o la ceguera por la diabetes,
ataques cardiacos o accidentes cerebrovasculares por el colesterol elevado o
fracturas de cadera por la osteoporosis. Pero si los médicos hacemos diagnósticos
antes de que aparezcan los síntomas de las enfermedades, aparece el problema del
sobrediagnóstico y sobretratamiento. Algunas personas diagnosticadas de
diabetes, colesterol elevado y osteoporosis nunca desarrollarán síntomas ni
morirán de estas condiciones, sobre todo en quienes la anormalidad es leve.
La utilización de reglas numéricas para
definir enfermedades implica típicamente un número sencillo: si usted cae en un
lado del número usted está bien; si cae en el otro lado se le define como anormal.
Estas cifras o números determinan quienes tienen una enfermedad y quienes no. Estas
cifras determinan a quienes se les trata y a quienes no.
La diabetes es una enfermedad seria.
Algunos pacientes con la enfermedad -habitualmente niños- buscan atención
médica por pérdida de conciencia, a causa de coma diabético en el que la cifra
de azúcar en sangre puede ser diez veces superior a la normal y puede causarles
la muerte sin tratamiento. Esta es la diabetes tipo 1, la forma menos
frecuente, en la que hay déficit de insulina.
La otra es la diabetes tipo 2, mucho más
frecuente, se da habitualmente en adultos y tienen suficiente insulina. El
problema es que la insulina no funciona porque el cuerpo se ha vuelto
resistente a ella. Estos pacientes son frecuentemente obesos, y el mejor
tratamiento es perder peso. Aunque este tipo de diabetes no suele ocasionar
coma diabético puede causar complicaciones serias como ceguera, insuficiencia
cardiaca, mala curación de las heridas, e infecciones en las piernas que pueden
requerir amputación. Pero también puede ser una enfermedad totalmente
asintomática. Como en la hipertensión, algunas personas con diabetes tipo 2
desarrollarán complicaciones y otras no. Como los médicos no están seguros de
quienes están en este último grupo, muchas serán sobrediagnosticadas y
sobretratadas.
Antes, si usted tenía una cifra de glucosa
en ayunas superior a 140 padecía diabetes. Pero en 1997 un Comité de Expertos
redefinió este valor. Ahora, si usted tiene una cifra superior a 126, padece
diabetes. Este pequeño cambio convirtió a muchos millones de personas en el
mundo en pacientes. Y en 2002, la Asociación Americana
de Diabetes acuñó el término prediabetes
para los casos en los que los niveles de azúcar (glucosa) en sangre son más
altos de lo normal, pero no lo suficientemente altos para diagnosticarlos de
diabetes. Esta asociación dice que hay 57 millones de personas en los EEUU que
tienen prediabetes. ¡Y las compañías farmacéuticas frotándose las manos!
Esto mismo sucede con el colesterol. La
definición de colesterol anormal ha cambiado muy a menudo. La única cosa que ha
sido constante es la dirección del cambio, siempre hacia abajo, para definir el
colesterol como anormalmente alto. Antes se reservaba el tratamiento para las
personas con el colesterol superior a 300. En la década de 1990-2000 se
estableció que esta cifra era anormal por encima de 240 y debía tratarse, y
ahora el corte de anormalidad está en 200. Hay más personas con niveles entre
200 y 240 que entre 240 y 300. El número de personas beneficiadas con el
tratamiento será mayor en los niveles más altos y mucho menor en los niveles “anormales”
más bajos, donde habrá un gran número de sobrediagnosticadas y sobretratadas.
Es decir, unas pocas serán beneficiadas, muchas serán sobretratadas y algunas
pueden ser perjudicadas por los medicamentos anticolesterol (últimamente se les
está relacionando como potenciales causantes de diabetes).
Los doctores Welch, Schwartz y Woloshin hacen
un cálculo a largo plazo de un estudio sobre los beneficios de disminuir las
cifras de colesterol a niveles entre 200 y 240 en un grupo de pacientes, comparándolos
con otro grupo similar no tratado. Un 5 por ciento del grupo no tratado tuvo un
problema cardiaco en los próximos cinco años. Los autores extrapolan los datos
de 5 a 24
años, porque sería la esperanza de vida para los sujetos de 58 años
participantes en el estudio. Como las medicinas para el colesterol se suelen
prescribir “para toda la vida”, los cálculos después de 24 años de tratamiento,
si los beneficios persistieran lo mismo que a los 5 años, serían: 14 por ciento
de los pacientes tratados tendrían una complicación cardiaca en comparación al
22 por ciento de los pacientes no tratados. Esto significa que solo se
beneficiaría un 8 por ciento del tratamiento y que un 78 por ciento habrían
sido sobretratados.
Y no podemos dejar de tener en cuenta que ya
hay sospechas bien fundadas de que los nuevos fármacos más potentes para
disminuir el colesterol pueden inducir diabetes.
La próxima semana finalizaremos este tema
tan interesante con comentarios sobre la osteoporosis, los expertos que
establecen las cifras de normalidad-anormalidad y con recomendaciones para los
pacientes involucrados.
www.clinicajoaquinlamela.com
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