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Mostrando entradas de septiembre, 2016

¡Cuántas ganas de cumplir años antes, qué pocas de cumplirlos ahora!

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¿Qué es, pues el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo a quien me lo pide, no lo sé ( San Agustín )     Voy a referirme a lo que yo pienso sobre esto porque he oído a muchas otras personas decir que están muy contentas por cumplir años, ya que si no los cumplieran querría decir que ya no estaban vivos, que se habían muerto.     Bueno, tienen razón, pero ahora no cumplimos años con la misma alegría que cuando éramos jóvenes, cuando estábamos deseando cumplirlos para hacernos mayores de edad.     Además, hay otra diferencia muy importante. El tiempo, cuando éramos jóvenes, pasaba muy despacio. Tan despacio que a veces esta lentitud podía desesperarnos. Ahora, de mayores sucede todo lo contrario. Nos exasperamos por lo rápido que pasa. Como un suspiro.      Algunos buscan excusas para no desesperarse. Es muy socorrido el decir que antes, cuando éramos jóvenes, no sabíamos lo que sabemos ahora. ¡Y qué! ¡Cuántos de nosotros no cambiaríam

"Impuestas"

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“Veo los peligros de la vida presente; peligro en el mar, peligro en la tierra y peligro en los falsos hermanos” ( San Pablo )     “El único vicio que no puede ser perdonado es el de la hipocresía. El arrepentimiento del hipócrita es hipocresía en sí misma” ( William Hazlitt )     No se preocupe. No voy a hablar del femenino de impuestos. Voy a hablar de una palabra que utilizaban y utilizan los mayores de mi aldea -mi madre la utilizaba muchísimo- para referirse a las personas falsas, a aquellas que piensan algo desfavorable de uno y dicen otra cosa o la contraria. Miré en el diccionario y no encontré esta acepción de "impuestas" en el idioma español.     Mi madre, incluso en los últimos años de su larga vida, cuando ya padecía demencia, la seguía empleando tanto o más que antes. Estaba sentada, y cuando alguna cuidadora de la Residencia donde estaba pasaba a su lado, si no era de su agrado, me decía, a veces casi en voz alta, que era una impuesta. Si al pas

¿De quién hablamos?

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“Los únicos que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte” (Antonio Machado)     Cuando lo vemos en la pantalla de televisión en una sesión del congreso de los diputados, y él sabe que está saliendo en directo, su gesto facial es muy demostrativo, o al menos lo parece, de lo que hay dentro de su cabeza.     Como es guapo, y lo sabe, da la impresión de que su mueca ha sido ensayada infinidad de veces delante del espejo. Sus ojos miran fijamente al que está hablando en la tribuna de oradores para dar la impresión de que está atento, pero se intuye un cierto tono despreciativo y de superioridad… Apenas gesticula, pero cuando lo hace, muy comédidamente, levanta ligeramente las cejas y los párpados, intenta poner cara de inocencia, de que no es verdad lo que dice el orador, de que este está muy confundido con las afirmaciones críticas que hace sobre su persona. Casi nunca se rebaja a hacer comentario alguno con el segundo, que está

¡Cuánto nos gusta (a casi todos) tomar medicamentos y cuán equivocados estamos! (y III)

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“El mejor médico es el que conoce la inutilidad de la mayor parte de las medicinas” (Benjamin Franklin)                El tratamiento con medicamentos es la tercera causa de muerte en Estados Unidos después de las enfermedades del corazón y el cáncer. La causa de las muertes son principalmente los efectos adversos de los medicamentos, las malas indicaciones de los mismos y los errores en su administración.     Merece hacerse aquí un comentario sobre los fármacos para tratar la depresión nerviosa. Existen múltiples fármacos que estos pacientes toman a veces durante toda su vida. Cuando les preguntamos porque llevan años tomándolos si no les han curado la depresión, responden que cuando intentan disminuir las dosis o suspenderlos se encuentran peor. Estos fármacos, ineficaces según la opinión de algunos importantes médicos psiquiatras no relacionados impropiamente con las compañías farmacéuticas y farmacólogos, “no corrigen ningún desequilibrio químico, sino qu

¿Es un delito ser viejo?

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"La vejez tiene dos ventajas: dejan de dolerte las muelas y se dejan de oír las tonterías que se dicen alrededor" (George Bernard Shaw)     Mi amigo y ahijado de boda portugués dice que “ser viejo es la mayor inutilidad del mundo porque no es útil para uno ni para los demás”. Mi padre decía: “ser viejo es un delito”. En los últimos años añadía que estaba entregando el alma a Dios, el corazón a la Virgen y el cuerpo a la funeraria.     No sé cuál de los dos tiene más razón, pero los dos la tienen. Ya hace que entré en la tercera edad -en algunas revistas médicas he leído que comienza a los 57 años- y creo como ellos que es una inutilidad y un “delito”, aunque no me siento culpable porque soy viejo a mi pesar.     Cuando oigo decir a algunas personas octogenarias que se sienten como cuando tenían veinte años me pregunto si de verdad se lo creen. ¡Qué envidia! A otras he oído decir que no volverían a ser jóvenes aunque tuviesen esa posibilidad, porque