La culpa siempre es de uno mismo
"Dueños de sus destinos son los hombres. La culpa, querido Bruto, no está en las estrellas, sino en nuestros vicios" ( William Shakespeare ) Era muy niño cuando se murió su madre. Su padre tardó poco más de un año en volver a casarse. Su madrastra y él no se llevaban bien; incluso ella le pegó en alguna ocasión a pesar de ser tan pequeño. Una noche, con poco más de cinco años, se marchó de su casa. Se fue solo, caminando más de dos kilómetros, hasta la de su tío, un hermano de su padre, y allí se quedó. Y digo de su casa, porque su madre, antes de morirse, le había dejado la casa y todas las fincas a él, como único heredero. Su padre fue a buscarlo en más de una ocasión a casa de su hermano, para que regresara a su casa. Pero su tío y la tía política no dejaron que se lo llevara porque él no quería volver con su padre y la madrastra. Y allí, en casa de su tío, creció y se hizo un hombre. Un gran hombre. Los más pequeños de los