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Mostrando entradas de julio, 2014

Relación de los médicos con la industria farmacéutica (Impropia para los médicos y nefasta para los enfermos y para toda la sociedad)

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“Si pusiéramos estiércol en una cápsula, la venderíamos al noventa por ciento de estos doctores” (Harry Loynd, presidente de Parke, Davis and Company, 1951-1967). Sí, sí, digo que es nefasta para los enfermos y para toda la sociedad. Y, por supuesto, (nos) culpo lo mismo a los médicos que a la industria farmacéutica. Al finalizar mi carrera de Medicina un laboratorio (¿Parke Davis?) me regaló, lo mismo que a todos los que la finalizamos ese año, un maletín, no de piel, pero a mí me pareció un gran maletín, porque nunca había tenido uno. Otros laboratorios nos entregaron libros con descripción de enfermedades y publicidad. No comprendí lo que significaba aquello en aquel momento. No conocía la frase que muchos años después un médico amigo me dijo: “Nada sucede por casualidad”. Y no sé cuánto tiempo pasó hasta que entendí la finalidad de aquellos regalos. Un año después trabajaba como médico interno en el hospital “Camino de Santiago”   de Ponferrada, en la provincia de

La educación sexual

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"No hay amor sin instinto sexual. El amor usa de este instinto como de una fuerza brutal, como el bergantín usa el viento" ( José Ortega y Gasset )     Me da cierto reparo hablar de esto porque en mi infancia y juventud, al menos donde yo estuve, nadie hablaba de (la) educación sexual. Ni en la escuela, ni en el colegio, ni en la Universidad. Tampoco en mi casa. Por eso, a los de mi época, al menos a mí, nos cuesta hablar o escribir de todo lo relacionado con el sexo porque es como un tema tabú, prohibido. Pero aprovecho que estamos en verano, y en verano se permiten las transgresiones.     Solo intentaré demostrar que la educación sexual para los jóvenes, en mi opinión, tal como se concibió ¿y se concibe ahora? en las escuelas y en los colegios, no es tan importante como se creyó ¿y se sigue creyendo? Porque si realmente lo fuese, las personas que no la hemos recibido la echaríamos de menos, y creo que los de mi tiempo, o al menos yo y algunas otras personas

Luís Suárez, el uruguayo

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"El hombre parece tener más carácter cuando sigue su temperamento que cuando sigue sus principios" ( Friedrich Nietzsche )     A Uruguay, ese país sudamericano que no conozco y al que mi padre emigró muy joven, le tengo un gran cariño. Cuando regresó de allí, hablaba muy bien de Montevideo, donde trabajó duro durante años y también compraba y vendía cosas de estraperlo. Una de esas cosas me la regaló cuando volvió: una carterita de bolsillo, de piel de cocodrilo, preciosa, con las esquinas protegidas por pequeñas cubiertas de oro o chapadas en oro. Muchos años después, alguien que trabajó en casa la robó y lo sentí muchísimo. Tenía, además, una plaquita rectangular de oro con mis iniciales grabadas, que serviría muy bien ahora para uno de mis hijos que tiene las mismas iniciales, y que como los otros dos hermanos adoraba a su abuelo. Mi padre siempre me habló muy bien de los uruguayos. Decía que, aunque tal vez un poco vagos, eran muy educados y muy buenas personas.

Disnea o respirar con dificultad

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“ W hen you can´t breathe, nothing else matter". American Thoracic Society (ATS)     No sé aún ahora cual fue la razón de haber elegido la especialidad médica que he hecho. Pero si recuerdo muy bien, cuando la hacía, lo que me conmovían los enfermos que llegaban al Servicio de Urgencias del Hospital Marqués de Valdecilla de Santander ahogándose, sin poder respirar con normalidad.     Muchos de estos enfermos tenían enfisema pulmonar y bronquitis crónica por fumar cigarrillos. Cuando llegaban a las salas de urgencias no los podíamos acostar en las camas de exploración porque en esa posición se ahogaban aún más. Cuando les interrogábamos, no eran capaces de pronunciar una frase completa porque antes de terminarla tenían que dejar de hablar para coger aire o, al menos, intentarlo. Sentados en la camilla, con la ayuda de sus manos apoyadas y sus brazos, intentaban expandir sus pulmones para que les entrase aire, contrayendo su acostumbrada y agotada musculatura torácica