Has llegado. ¡Bienvenida!




“En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente” (Khalil Gibran)




    Hoy, de madrugada, he sentido que había llegado. Aunque el tiempo vuelva de nuevo para atrás, al invierno. La he notado, no tuve duda alguna. Cantaban los pájaros en los arbolitos que rodean el río Miño por los dos lados, como no lo habían hecho hasta ahora, a esa misma hora. Bueno, no sé si cantaban o hablaban entre ellos.
    Si no me cree, salga mañana a correr o caminar, de madrugada, por donde haya árboles. Comprobará que no le he engañado.
    Todos los cánticos -vamos a llamarlos así- eran distintos, pero creí distinguir los de los más jóvenes de los de los mayores.
    No pude evitar pensar en lo mismo de siempre cuando los oigo o veo, y también a otras aves o a distintos animales, como las vacas de Porto de Sanabria que pasan temporadas en el monte. En lo de que somos la única especie animal con inteligencia. No lo creo.
    Hoy pensé si yo sería capaz, sin tener un reloj para ver el día y el mes en que estoy, de saber que estaba llegando o ha llegado la estación que hasta ahora ha llegado siempre, después del invierno. La estación, más fría que la que vendrá después, que hasta ahora siempre ha llegado también, ¡pero más alegre!
    Dijo Pablo Neruda, podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. Y Antonio Machado, la primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido. Ellos, los pajaritos, sí lo saben, y antes que nadie.


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