Para mis nietos (23 de marzo de 2020)
“Quién tiene paciencia, obtendrá
lo que desea” (Benjamin Franklin)
Tenéis razón y motivos de sobra para estar enfadados. Ya hace
cuatro días que no os escribo. Ya os contaré el motivo más adelante.
Ayer, domingo, pensaba
ir a la consulta para ver las plantas y la agenda, pero la abuela me lo
prohibió. Ni tan siquiera me dejó salir para comprar el periódico. Jaime, tú
aún no la conoces bien. Valentina y Uxía, sí. Saben que tiene carácter y que su
no, es no.
Bueno, esto es lo de
menos. Hoy quería insistir en lo de todos los días.
A Valentina y Uxía. Ayer
lloró vuestra mamá porque recibió los resultados de los análisis que le había
pedido mi amigo Héctor Verea, cuando había estado con fiebre no hace mucho por
una gripe y una dudosa neumonía. Uno de los resultados era anormal y preguntaba
el significado porque según lo que vio en el informe no se trató de una
infección bacteriana. Sigue preocupada por si fue una infección por
coronavirus. Le digo que casi seguro que fue una gripe, pero que si el
coronavirus fuera el causante de los síntomas ya está curada y por el tiempo
que pasó tampoco ha contagiado a nadie. Sabéis, soy médico y me encanta
practicar la medicina, pero no soporto que alguien de la familia enferme. Me
dijo que la tratara como a una enferma y no como a una hija. Luego habló la
abuela con ella y debió llorar un poquito. Mejor dicho, lloró un poquito porque
estaba al lado de la abuela cuando hablaban por teléfono. Al preguntarle la abuela
porque lloraba creo que dijo que tenía miedo por todo lo que estaba pasando,
por culpa de este maldito virus, y que tenía miedo a enfermar y no poder veros.
¿Sabéis que significa eso? Que os adora, lo mismo que vuestro padre. Si vuestro
padre se hubiera hecho algún análisis y el resultado fuera como el de vuestra
mamá hubiera llamado a su padre, vuestro otro abuelo, también médico, para
preguntarle el significado. Y es verdad, seguro que Paco sería más amable con
él que yo con vuestra mamá. Pero os aseguro, aunque mamá no lo crea, que se
deba a que le quiero menos a ella que Paco a vuestro padre. ¡Ah! Una cosa. No
os olvidéis que Paco y Angelines son tan abuelos vuestros como Gloria y yo. Aunque
estáis menos con ellos porque están más lejos, no debéis mostrarle menos apego
porque ellos os quieren lo mismo que nosotros. ¡Y vaya abuelos son ellos! ¡Qué
suerte tenéis!
Jaime tú a los abuelos de
Orense no los conoces. Posiblemente tampoco a los de Valencia de Alcántara. Casi
no nos has visto. Bueno, recientemente estuviste en Orense, pero ya no te
recordarás de nosotros. Pero a ti, ahora, no te hace falta el cariño de los
abuelos. Te llega con el de papá y mamá. Ayer estuve viendo como te hacía
cositas tu padre para que rieras. Y lo conseguía. Se te veía feliz con él. ¡Cómo
lo mirabas y disfrutabas con sus caricias! No paraba de besarte. Te reías
mucho. Lo tienes loquito. Tu madre también está loquita pero no nos lo muestra
como tu padre.
Tal vez los tres echéis
de menos salir a la calle, pero para combatir al coronavirus es esencial que
permanezcáis en casa. Valentina y Uxía estudiando, jugando y ayudando a mamá y a
papá en las labores de casa: limpieza, hacer las camas (yo he aprendido a
hacerla estos días), ayudar a hacer la comida, y todo lo que os digan papá y
mamá. Y tú, Jaime, de momento solo debes portarte bien y llorar lo menos
posible. Papá trabaja desde casa. A mamá la tienes cansadita porque creo que
por la noche te tiene que dar de comer cada dos o tres horas. Así que debes
pensar más en ella y llorar menos. ¿De acuerdo?
A los tres
os pido mucha paciencia. “La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de
frutos muy dulces”. ¿A qué os gusta este proverbio
persa?
Mañana os seguiré contando cosas.
Mañana os seguiré contando cosas.
Comentarios
Publicar un comentario