¡Cuántas ganas de cumplir años antes, qué pocas de cumplirlos ahora!





¿Qué es, pues el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo a quien me lo pide, no lo sé (San Agustín)





    Voy a referirme a lo que yo pienso sobre esto porque he oído a muchas otras personas decir que están muy contentas por cumplir años, ya que si no los cumplieran querría decir que ya no estaban vivos, que se habían muerto.
    Bueno, tienen razón, pero ahora no cumplimos años con la misma alegría que cuando éramos jóvenes, cuando estábamos deseando cumplirlos para hacernos mayores.
    Además, hay otra diferencia muy importante. El tiempo, cuando éramos jóvenes, pasaba muy despacio. Tan despacio que a veces esta lentitud podía desesperarnos. Ahora, de mayores sucede todo lo contrario. Nos exasperamos por lo rápido que pasa. Como un suspiro. 
    Algunos buscan excusas para no desesperarse. Es muy socorrido el decir que antes, cuando éramos jóvenes, no sabíamos lo que sabemos ahora. ¡Y qué! ¡Cuántos de nosotros no cambiaríamos nuestro saber de ahora por volver a ser jóvenes! ¡Ya aprenderíamos de nuevo!
    Otros dicen que ya no volverían a ser jóvenes aunque pudiesen. A estos, como no los entiendo, dudo si dicen la verdad, si dicen lo que piensan o piensan lo que dicen.
    Ya dije hace poco que mi padre decía que hacerse viejo es un delito, y mi ahijado de boda que es la mayor inutilidad del mundo. A mí no me importaría hacerme viejo si mi cuerpo -la cabeza creo que me funciona bien, bueno no sé si bien porque no puedo compararla objetivamente con la de otros de mi misma edad, pero sí como antes o casi como antes- se mantuviese joven, al menos como antes de los cincuenta.
    Me decía hace años un conocido, que los hombres comenzábamos a notar el declive a los 52. Imagino que eso será diferente para cada uno, aunque creo que el declive de muchas funciones o actividades corporales empieza bastante antes. No he oído decir a ninguna mujer a que edades comienza su declive.
    Insisto en la diferencia de apreciación del paso del tiempo en la juventud y en la edad adulta. Recuerdo como no me daban pasado los veranos en la aldea, cuando estudiaba los últimos cursos del bachiller y los primeros de la carrera. Se me hacían eternos porque estaba deseando que comenzase el curso académico, porque me lo pasaba mucho mejor en Santiago de Compostela.
    ¿Por qué de mayores tenemos la sensación de que el tiempo dura menos? ¿Por qué nos pasa más rápido ahora? ¿Porque lo “aprovechamos” más al saber que nos queda menos? Si alguien sabe la respuesta le agradecería que me la dijese.


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