Osteoporosis





“Toda obediencia ciega supone una ignorancia extrema” (Jean-Paul Marat)





    Dicen los autores de 'Over-diagnosed. Making people sick in the pursuit of health' (Sobrediagnosticados. Haciendo a la gente enferma en la búsqueda de la salud) -el fenomenal libro que llevamos varias semanas comentando- que antes, la osteoporosis era un diagnóstico clínico reservado para los pacientes con síntomas, especialmente dolor o fracturas espontáneas de los huesos de la columna vertebral. La osteoporosis se define coloquialmente como 'adelgazamiento de los huesos'. El significado literal es que el hueso (el prefijo osteo) se vuelve más poroso. Es un proceso que ocurre invariablemente con la edad, aunque es más rápido en unas personas que en otras. Los doctores no tenemos un método infalible de medir este proceso, por eso nos centramos en sus consecuencias clínicas.
    La densitometría es la prueba que se realiza para determinar la densidad mineral de los huesos o lo que sería lo mismo, cuanto hueso hay. Esta prueba se puede hacer con rayos X, ultrasonidos o isótopos radiactivos y cuantifica la densidad ósea utilizando una puntuación T. La puntuación T mide la densidad ósea de un paciente en comparación con la densidad 'normal', que se define como el promedio de la densidad ósea de una mujer blanca entre los 20 y 29 años de edad. Si su densidad ósea es la misma que la de las mujeres blancas entre 20 y 29 años, sin importar su propia edad y raza, entonces su puntuación será 0. Si sus huesos son mucho más densos que el promedio su puntuación T puede ser tan alta como 3. Si sus huesos son muchos más delgados o menos espesos que el promedio su puntuación T puede ser tan baja como -3.
    La mayoría de las mujeres a las que se les realiza densitometría son considerablemente más viejas que las del grupo con las que son comparadas. A causa de que los huesos 'adelgazan' con la edad, las mujeres mayores tienen los huesos más delgados, más porosos, que las jóvenes. Por eso su puntuación T es típicamente menos que 0. La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió originalmente la osteoporosis como una puntuación T menor de -2.5, basándose en que por encima de este número las fracturas de los huesos eran menos frecuentes en las mujeres con una puntuación T de -2.2 que en las que tenían -2.8, por ejemplo. Por supuesto esto puede decirse con respecto a cualquier corte de la puntuación: las mujeres con puntuaciones T por debajo de 0 tienen mayor riesgo que las de puntuación T por encima de 0.
    En 2003 la Fundación Americana de Osteoporosis propugnó tratar la osteoporosis de todas las mujeres con puntuaciones T menores de -2. El argumento para expandir la definición fue que la mayoría de las fracturas de caderas ocurrían en mujeres con densidad ósea por encima de -2.5. Usted puede pensar que esta diferencia de 0.5 no significa mucho. Pero como aprendimos la semana pasada del colesterol, las personas con anormalidades leves de las puntuaciones T son más frecuentes que las personas con las puntuaciones T con anormalidades más marcadas. Este pequeño cambio en la recomendación significó que 6.7 millones de mujeres americanas desarrollaran osteoporosis de la noche a la mañana, dicen Welch, Schwartz y Woloshin, autores del libro citado más arriba.
    El ensayo clínico Fracture Intervention Trial analizó los efectos de aumentar la densidad ósea en mujeres con una edad media de 68 años que no habían tenido fracturas previamente. Los autores extrapolaron los datos del estudio a 18 años; 44 por ciento de las mujeres tratadas habrían tenido fracturas en comparación al 49% de las no tratadas, es decir, solo a un 5 por ciento les habría ayudado el tratamiento.
    Los cortes o límites de normalidad-anormalidad en la presión arterial, diabetes, colesterol u osteoporosis son establecidos por paneles de médicos. Actualmente hay una preocupación general sobre la independencia de los expertos que hacen las recomendaciones. Sería bueno poder decir que sus determinaciones resultan únicamente de procesos científicos, pero se hacen más al azar que eso. Implican juicios de valor e incluso intereses económicos.
    Apuntan los médicos anteriormente citados que el presidente del panel de expertos que puso los 'cortes' o límites en la diabetes estaba pagado como consultor por Aventis, Bristol-Myers Squibb, Lilly, Glaxo, Novartis, Merck y Pfizer, compañías farmacéuticas todas ellas productoras de medicamentos para la diabetes. Nueve de los once autores que realizaron las recientes directrices de hipertensión arterial y ocho de los nueve expertos que disminuyeron el límite de las cifras normales de colesterol eran consultores remunerados de las compañías farmacéuticas fabricantes de medicamentos relacionados con estas condiciones, o se les había concedido becas, o se les había pagado por conferencias como oradores. Y el primer límite o corte para tratar la osteoporosis fue establecido por la OMS y la Fundación Internacional de Osteoporosis, una organización cuyo consejo asesor empresarial consistía en treinta y una compañías farmacéuticas y de equipos médicos.
    Siguen expresando los autores que el hecho de que haya demasiado dinero en la mesa puede llevar a estos expertos, muchos de ellos aupados por las propias compañías farmacéuticas, a sobreestimar los beneficios e ignorar los peligros del sobrediagnóstico y sobretratamiento. Las decisiones sobre los límites normalidad-anormalidad en las enfermedades comentadas estas semanas, y en muchas otras, afectan a demasiadas personas para dejar que los 'expertos' sean contaminados por los negociantes y estos se beneficien.
     Franklin P. Jones señalaba: 'La experiencia es algo maravilloso, nos permite reconocer un error cada vez que lo volvemos a cometer'.

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