Correr
Me
levanto muy temprano todos los días. Tres cuartos de hora después salgo de casa
para ir a correr. Hago esto mismo casi todos los días laborables desde hace
muchos años, aunque no sé muy bien por qué.
Haga frío o calor, siento como una obligación salir a correr. Tal vez
sea porque, aunque me haya enterado tarde, sé que la voluntad y la disciplina
son muy importantes en nuestras vidas, o al menos en la mía.
Lo que pretendo conseguir corriendo a diario es disfrutar de mejor salud
y “mejor” envejecimiento. Y aunque Oscar Wilde decía que haría cualquier cosa
por recuperar la juventud... excepto hacer ejercicio, madrugar, o ser un
miembro útil de la comunidad, yo haría estas tres cosas y muchas más que
hiciesen falta para recobrarla.
Además, las carreras de madrugada me han servido para conocer más cosas.
No sé con seguridad si esto que hago casi todas las mañanas es una adicción -al
correr se segregan endorfinas por la glándula pituitaria y el hipotálamo, y
estas, también producidas por el consumo de picante, chocolate, enamoramiento u
orgasmo…, tienen un efecto analgésico y de bienestar como los opiáceos-, porque
los que dicen que lo es mañana pueden decir otra cosa, pero sí lo es, es
distinta de otras adicciones, porque en esta el goce no se tiene mientras se
está corriendo, si no después.
Bueno, esto es lo que yo pienso, porque hay
quien dice que disfruta mientras corre. A mi sin embargo me cuesta, incluso
iría mejor caminando si pudiera recorrer la misma distancia en el mismo tiempo.
Lo bueno para mí empieza cuando finalizo la carrera, habitualmente de unos
cinco o seis kilómetros, y se mantiene todo el resto del día.
Dice mi amigo y ahijado de boda portugués
que a él lo del footing le parece un ejercicio estúpido, por lo aburrido que es
si lo hace uno solo. Incluso acompañado es aburrido, porque no se puede hablar
tan fácilmente como cuando se va caminando. Y
como creo que tiene mucha razón, para evitar el aburrimiento, mientras
corro, habitualmente voy escuchando inglés. Por cierto, el otro día Pablo
Pardo, corresponsal de El Mundo en Washington, a raíz del discurso de la
alcaldesa de Madrid en Buenos Aires ante el Comité Olímpico, decía que había
dos clases de españoles: los que no saben inglés y los que se pasan la vida
estudiándolo. Yo pertenezco a este último grupo, aunque incluso estaría más
apropiadamente ubicado en un tercer grupo: el de los que se pasan la vida
estudiando inglés y no saben nada.
Correr es menos aburrido cuando mucha gente
lo hace al mismo tiempo y por el mismo lugar, como puede verse a diario por
Central Park, en Nueva York, y menos aún cuando se hace en compañía. Por eso,
un grupo de corredores de Filadelfia fueron los pioneros en practicar la
carrera en grupo y crearon el club Fishtown Beer Runners en 2007. Curiosamente,
el nacimiento de este club se produjo tras conocer un estudio dirigido por el
doctor Manuel Castillo, catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada,
que concluye que la cerveza, ingerida de forma moderada, podría contribuir a la
recuperación hídrica del deportista después del ejercicio. Aquí, los Cerveceros
de España comenzaron en 2012 a impulsar un movimiento tan vinculado a la
cultura mediterránea como Beer Runners (www.beerrunners.es), a través de la
organización de carreras populares en distintas ciudades españolas. Por donde
yo corro y a la hora que lo hago, solo ocasionalmente me cruzo con uno o dos
corredores más jóvenes y con algún gato.
Noto muy bien cuando corro con uno o dos
kilos más de los habituales y esto me hace pensar cómo se sentirán aquellas
personas que caminan a diario con veinte o treinta de más, aunque también
cavilo que ya no se acordarán como lo hacían cuando tenían menos.
Pero lo más desagradable, por irremediable, es cómo el paso de los años hace
que las piernas no corran con la misma alegría que lo hacían antes. Ahora, al
comienzo de la carrera tengo que enviarle mensajes, animarlas, porque me da la
impresión que si pudieran hablar me dirían, “¿por qué te empeñas en hacérnoslo
pasar mal todas las madrugadas, con lo bien que estamos reposando en cama sin
tener que aguantar el resto de tu cuerpo encima?", "¿por qué no utilizas
también tus brazos y compartimos el trabajo con ellos”?... Aunque después, se
mueven mejor los días que han estado corriendo que los días que no corrieron. Y
lo mismo le sucede a mi mente. Está mejor, más despierta, los días que las
piernas la han movido y aireado al lado del río que los días que no lo han hecho.
Noel Clarasó decía que el sol, el agua y el ejercicio conservan perfectamente
la salud a las personas que gozan de una salud perfecta. Creo que estaba
equivocado, al menos con el ejercicio. Hacer ejercicio, comer poco, no fumar ni
tomar bebidas alcohólicas, son las medidas más importantes para tener mejor salud
y evitar enfermedades. Este mismo escritor aseguraba que el
cuerpo, si se le trata bien, puede durar toda la vida.
www.clinicajoaquinlamela.com
"Mens sana in corpore sano" Con tenacidad y voluntad todo es posible...
ResponderEliminarSaludos
Totalmente de acuerdo. Gracias. Un cordial saludo.
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