Siempre me negué a prescribir medicinas sin una indicación clara... y seguiré negándome (y II)






“Prepárate para ayudar al enfermo y para no hacerle daño” (Hipócrates)






    Terminaba el artículo anterior diciendo que explicaría por qué algunos enfermos vuelven a consultarse con el mismo médico o con otro después de haber sido atendidos correctamente de una bronquitis aguda.
    En mi opinión hay varias razones. Las expondré a continuación. Creo que son las más importantes, pero aceptaré otras si usted, después de leerlas, quiere opinar.
    Una, tal vez la más importante, es que la tos es un síntoma molestísimo. Posiblemente ocupe la segunda posición en molesto, después del dolor. Conozco bien lo fastidiosa que es la tos porque desde que recuerdo, todos los años sufro dos o tres bronquitis agudas, hasta los veintiocho años porque fumaba y a partir de esas fechas porque algunas me la contagian los pacientes y otras, últimamente, mis nietas maravillosas. El contagio de los virus que causan la bronquitis aguda y la gripe es muy fácil, a través de las manos, donde los virus permanecen sobre todo si no se pone el interior del codo delante de la boca cuando tose y si no se lavan.
    Otra razón, que también considero importante, es que la gente cada vez está menos acostumbrada a sufrir, a pasarlo mal, y acuden enseguida al médico. Ya, usted me dirá. ¿A quién le gusta padecer? ¿Acaso es bueno acostumbrarse a sufrir? No sé si es bueno o no, pero a veces no hay más remedio que pasarlo mal. El dolor se puede calmar con analgésicos, pero no tenemos remedios igual de eficaces para la tos. Entonces, tenemos que sufrirla, sin desesperarnos. Recuerdo lo que hace muchos años oí decir al mejor médico que he conocido, don Juan García Lema, médico del ayuntamiento de Carnota, con él que estuve dos meses en su consulta al finalizar la carrera: “ya ves, los enfermos quieren que les curemos la tos y no se dan cuenta que para curar la tos hay que curar la enfermedad, y la bronquitis aguda y la gripe solo se curan con el paso del tiempo. No les gusta nada pasarlo mal y por eso vienen a la consulta exigiéndonos que se la aliviemos y dudo mucho que tú llegues a ver un medicamento que cure los virus de la bronquitis aguda o de la gripe”. Con respecto a si es bueno o no, a mi parece que no es perjudicial saber aceptar el padecimiento. El otro día hacía mucho calor y vestía un traje con corbata. Un enfermo me encontró en la calle y me dijo si aguantaba bien la chaqueta y la corbata. Le contesté: “Sí, porque me gusta sufrir”. Otros, me lo preguntan cuándo cogen mi maletín y ven lo que pesa (les suelo contestar lo mismo, aunque por culpa de eso tengo una tendinitis calcificada del supraespinoso derecho).      
    También es importante la relación inadecuada del médico con las compañías farmacéuticas. No lo puse en segundo lugar porque si no se acudiera al médico con bronquitis aguda y gripe se tomarían menos medicinas. Como dijimos en el artículo anterior en España se consumen el doble de antibióticos qué en muchos países de la unión europea, y tengo pocas dudas que esto se debe en parte a la relación inadecuada de muchos médicos con las compañías farmacéuticas. En la bronquitis aguda y en la gripe no están indicados los antibióticos.
    Puede influir también el que muchos enfermos crean que la bronquitis aguda es una enfermedad grave, cuando no lo es ⸺nunca he dejado de ir a trabajar al hospital en mi vida, nunca he cogido una baja laboral, y he tenido múltiples bronquitis agudas y varias gripes⸺. Y esto creo que se debe, al menos en parte, a una deficiente información ¿interesada? por parte de algunos médicos. Solo tengo que recordar al otro médico de mi ayuntamiento por los años setenta del siglo pasado que les decía a los pacientes con bronquitis aguda o gripe que si tardaran unos días más en ir a consultarse podían haber tenido serios problemas.
    Pienso que la publicidad engañosa de las compañías farmacéuticas en los medios de comunicación también ha influido. Se publicitan medicamentos de dudosa o nula eficacia en los síntomas pero que en la publicidad se dice que están indicados para la gripe o bronquitis agudas.
    Recién comenzada mi especialidad en el hospital Marqués de Valdecilla de Santander asistí a una sesión general clínico-patológica en la que se presentaba a un paciente que se había muerto por una aplasia medular por habérsele prescrito, incorrectamente, un antibiótico ―cloranfenicol― para tratarle un cólico nefrítico.  
    En fin, creo que la frase atribuida a Hipócrates hace más de veinte siglos sigue teniendo validez.



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