Profesionales de la mamandurria
“Hay momentos en la vida de todo político, en que lo
mejor que puede hacer es no despegar los labios” (Abraham Lincoln)
“Sólo soy, sólo sigo siendo una sola cosa: un payaso. Eso me
pone en un plano más alto que cualquier político” (Charles Chaplin)
Me decía un amigo hace unos días que
acababa de escuchar a Rafael Simancas comentando las elecciones de Andalucía y
que le había parecido patético. Y continuaba diciéndome: “¿cómo puede alguna
gente como el que te digo, con tan poca preparación, chupar tanto? Son
profesionales del chupeteo”.
Después de oír a mi amigo iba a titular el
escrito como “Profesionales del chupeteo”, pero me pareció más apropiado como
lo titulé después de haber visto en el diccionario el significado de
mamandurria: “sueldo de que
disfruta una persona sin merecerlo o habiendo trabajado poco o nada”.
Le contesté: “tú y yo, y todos los demás que
trabajan, somos los que mantenemos la mamandurria de estos golfos”
Cada vez que oigo que los políticos están
muy mal pagados en nuestro país me hierve el cerebro. Y más aún, cuando estos comentarios
se refieren a los políticos actuales.
La categoría de los políticos de
nuestro país ha ido desmejorando a marchas forzadas en estos cuarenta años de
democracia. Recuerdo, aunque era muy joven, el buen nivel intelectual de
algunos de los últimos ministros de Franco: Fraga Iribarne, López Rodó, López
Bravo, López de Letona, Pío Cabanillas, Fernando Suárez, etcétera, que no
tenía nada que ver con los de ahora.
También con Adolfo Suárez la calidad de sus
ministros era buena. Y, a partir de aquí, el nivel fue cayendo en picado hasta
llegar a Zapatero que se rodeó de los peores, lo que también habla de su
categoría personal. A los ministros de Zapatero y a él les iba muy bien aquello
de “dime con quién andas y te diré quién eres”. Luego, con Rajoy, tal vez
mejoró ligeramente para volver a caer ahora con nuestro vanidoso actual presidente,
cuyo nivel intelectual, y creo que también de inteligencia, deja mucho que
desear.
Muchos de estos ministros y muchos más que
no son ministros llevan en unos u otros puestos políticos toda su vida como Simancas y muchísimos otros profesionales de la mamandurria sin dar un
palo al agua y cobrando igual o más que los buenos profesionales de empresas
privadas que trabajan todo el día. A estos mamandurrieros ninguna empresa
privada los contrataría.
¿Y quiénes mantenemos su mamandurria? Los que trabajamos y les sufragamos
sus buenos sueldos con el pago de impuestos, ya que una gran cantidad de dinero
que se recauda con los impuestos se dedica a pagar a estos profesionales de la
sinecura para que digan estupideces y tonterías como Simancas.
Amancio Ortega escogió para gestionar su
empresa a Pablo Isla, elegido por segundo año mejor director ejecutivo del
mundo. España es una empresa mucho más importante que Inditex. ¿Y quién la
gestiona ahora, sin tan siquiera ser elegido por los accionistas con derecho a
voto? Un señor con pocas luces, vanidoso, que solo usa la marrullería y que su
único objetivo es permanecer en La Moncloa todo el tiempo que pueda, aunque
para lograrlo lleve a nuestro país a la ruina. Amancio Ortega, presidente de
Inditex, empresa con beneficios, tiene avión privado. Pablo Isla, viaja en
avión de pasajeros. En la empresa España, con enormes deudas, el Rey tiene
avión privado. Pedro Sánchez, a diferencia de Pablo Isla, también viaja en
avión privado.
Y lo que más me preocupa es que este último
director ejecutivo de la empresa España no
acabe como se merece. Tampoco acabó como se merecía Zapatero. Estos dos, al
menos de momento son la excepción que admite la regla de la sentencia, “quién
mal anda mal acaba”.
¡Le deseo una saludable primavera!
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