La desigualdad




"Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son" (Abraham Lincoln)





    Leía esto hace poco en un editorial de Actualidad Económica titulado “El discurso falaz de la igualdad”: Así, a fin de obtener un rédito electoral, los sofistas posmodernos que infestan nuestra sociedad política están atizando temeraria, pero deliberadamente, los deseos miméticos más viscerales y primitivos que esconde la naturaleza humana. O lo que es lo mismo, se comprometen a despersonalizar la propiedad privada para satisfacer el sentimiento que informa el igualitarismo desde la noche de los tiempos, y que no es otro que la envidia… Pero la igualdad no es consustancial al género humano. Los individuos son física, moral e intelectualmente desiguales. Como explicó Gonzalo Fernández de la Mora, la naturaleza, que es jerárquica, engendra a todos los hombres y mujeres desiguales, mientras que la sociedad, que es homogeneizadora, intenta desde el advenimiento del Estado moderno asemejarlas y suavizar sus peculiaridades individuales”.

    También hace poco se decía en otro periódico que España era uno de los países de la Unión Europea donde más desigualdad había; el primer puesto lo ocupaba el Reino Unido.

    Siempre que escucho hablar de desigualdad, y decir, por ejemplo, que no es justo que unos tengan tanto y otros tan poco, siempre me viene a la cabeza lo que vi y viví en mi aldea durante mi infancia y juventud.

    Casi todas las familias vivían del trabajo en el mar. Con el paso de los años algunos lograron hacer capital, trabajando duramente en la pesca de bajura y navegando después, cuando las cosas no iban bien, en grandes barcos de carga de compañías mercantes españolas o extranjeras sin coger vacaciones ni dejar de trabajar un día siempre que el tiempo se lo permitiera. De estos, unos la invirtieron en la compra de propiedades inmobiliarias en la capital u otras grandes ciudades y otros en la educación de sus hijos.

    ¿No es justa esta desigualdad? ¿Sería más justo que estos que habían trabajado duramente repartieran su patrimonio con otros marineros de la misma aldea que madrugaban menos y pasaban mucho tiempo en el bar mientras los otros trabajaban? ¿O acaso sería justo que se tratase o recompensase igual a Pau Gasol que a cualquier otro jugador de baloncesto, o al buen mecánico de un taller de coches igual que a otro mucho menos competente? ¿O que tengan la misma recompensa los que viven para trabajar, como decía de los trabajadores informáticos de Silicon Valley un joven informático español que había sido becado y trabajaba con ellos, que los que no han dado un palo al agua en su vida? Siempre me pareció justo lo que hacía mi padre cuando repartía lo ganado durante la semana entre los marineros que le ayudaban: a uno de ellos, el más joven, le daba siempre una recompensa extra porque era el que más y mejor trabajaba.  

    Nadie me ha convencido hasta ahora que lo justo es la igualdad y lo injusto la desigualdad, es decir que la justicia está en la igualdad. Estoy convencido que debería haber igualdad de oportunidades para todos al nacer, para poder estudiar o trabajar, pero luego, debido a la desigual aptitud, siempre unos llegarán más lejos que otros. Porque en la escuela donde inicié los estudios, y después en el colegio y universidad, unos estudiantes eran más inteligentes o estudiosos que otros. A muchas personas les cuesta aceptar esto y sin embargo no les cuesta admitir que unos jugadores de fútbol son mejores que otros.

    Sobre esto decía algo recientemente Arturo Pérez-Reverte en una entrevista que le hacían en elmundo.es: "El problema de la educación en España se llama políticos analfabetos. Que en vez de elevarse ellos hasta el nivel de la cultura hayan rebajado la cultura hasta su mediocre nivel. Hay un error enorme, el desprecio a las élites intelectuales. Se han empeñado en decir que todos los niños son iguales en el colegio. Y eso no es verdad. Todos han de tener las mismas oportunidades, eso sí. Pero no son iguales. Lo que están haciendo es machacar al brillante por ser brillante para igualarlo al mediocre. Es un sistema hecho para machacar el futuro. España es un país enfermo,  histórica y culturalmente".

    Tampoco me convencen los (partidos) políticos que dicen que si ganan las elecciones “implementarán” un plan de renta garantizada para luchar contra la desigualdad. ¿Significa esto que uno, solo por nacer, ya tiene un derecho que les garantizará disfrutar de un sueldo aún sin trabajar, sin hacer nada en su vida? ¡Qué poco les cuesta a estos golfos repartir canonjías con el dinero de los demás, de los que trabajamos!

    Y no solo hay desigualdad (en mi opinión justificada en muchos casos como los del ejemplo de mi aldea) en los países democráticos modernos. En los países donde se defendía la igualdad, como la antigua Unión Soviética, y en otros donde aún se defiende, como sucede en algunos países comunistas que todavía hay, es donde más desigualdad existe entre el stablishment y los demás ciudadanos. Recuerdo lo que me decía hace muchos años un capitán de la marina mercante, que se sentó a mi lado en un viaje de autobús, sobre lo que había visto en un país de la URSS cuando llegaron con el barco a puerto. Para descargar la mercancía los trabajadores del puerto tardaban una semana (esa misma mercancía la descargaban en un día, y un menor número de trabajadores, en cualquier puerto de EEUU). Por esa tardanza, a él, capitán del barco, y a otros cargos los invitaron a pasar el fin de semana en una finca con piscinas fabulosas, manjares estupendos y toda clase de lujos que disfrutaban solo los cargos políticos de aquella ciudad. Los trabajadores del puerto que descargaban el barco tenían que hacer colas para recoger su ración de comida diariamente.

    Después he visto, a lo largo de los años, cuán desigual e injustamente eran y son tratados muchos de los trabajadores más eficientes de empresas públicas -hospitales, ya que son las únicas que conozco, si se le pueden llamar empresas, que no creo, porque están manoseados por los políticos- de este país. Trabajadores eficientes que no habían estado un solo día de baja que en su jubilación eran compensados fiscalmente peor que otros que trabajaban muy poco y estaban de baja laboral cada dos por tres. Y trabajadores ineptos que habían sido y son mejor compensados jerárquicamente y económicamente que otros mucho más capaces. Médicos capaces destituidos de sus cargos para poner en su puesto a incompetentes solo por afinidad política o amistad con negados directores gerentes nombrados a dedo también por analogía política, o por ser amigos o familiares de quien les nombró. Esto sí que es una desigualdad injusta. Lo mismo que es injusta la que se da entre los que trabajan y pagan impuestos, y los que viven sin trabajar, estando sanos, de los impuestos que los otros pagan. Y también lo es la desigualdad basada en las recomendaciones o sinecuras. Pero es justa la desigualdad basada en el mérito, en el esfuerzo.

   Sin embargo sí debería haber igualdad ante la ley, igualdad que no existe en ningún estado a pesar de haber dicho muy bien Aristóteles, hace muchos años, que el único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.

    Concluye el editorial de la revista antes citada diciendo que las diferencias sociales solo se podrán paliar con impuestos más bajos, una mejor educación y un mercado laboral flexible.

http://joaquinlamela.blogspot.com.es


   

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