Adicción a la comida
“Come
poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua
en la oficina del estómago” (Miguel Cervantes Saavedra)
La comida puede ser adictiva y
causar muchos trastornos a las personas adictas. Cuando se convierte en
dependencia puede ser más difícil de superar que la adicción a las bebidas
alcohólicas o al tabaco. Muchas personas son aficionadas o adictas a la comida.
Su caso extremo es la bulimia, o las ganas exageradas de comer que no se
satisfacen.
Sin embargo, socialmente se considera
que comer es solo un placer que en pocos casos deriva en riesgos aditivos.
Obviamente, la comida no es mala, mucho menos si está bien condimentada y
proporcionada, pero en dosis desmedidas es muy perjudicial.
Las comidas naturales, como las
legumbres, frutas y verduras, son excelentes para disfrutar de buena salud. Las
comidas no naturales –salchichas, embutidos, pescados ahumados- en exceso,
pueden favorecer la aparición de ciertas enfermedades, como el cáncer gástrico
y colorrectal.
El vino puede ser beneficioso
para el corazón en cantidades muy moderadas, dicen los cardiólogos, ¿y para
prevenir la demencia?; en las personas normales, no adictas, además, alegra el
alma. Los licores, en cantidad excesivas, pueden causar cáncer de cavidad
bucal, laringe, esófago, hígado, colon y recto; enfermedades degenerativas del
sistema nervioso central; enfermedades inflamatorias pancreáticas, hepáticas y
gástricas; y neoplasias de cavidad bucal, faringe, laringe, esófago, colon y
recto.
Otras enfermedades como la
diabetes, hipertensión arterial, enfermedades respiratorias (síndrome de apnea
del sueño y de hipoventilación-obesidad), ciertas artrosis y posiblemente
algunas neoplasias, son ejemplos de enfermedades derivadas de la ingesta
excesiva de comida.
Es más difícil superar la
adicción a la comida que a las bebidas alcohólicas. Si uno supera la adicción a
las bebidas alcohólicas no necesita probarlas el resto de su vida. Por el
contrario, una persona no puede dejar de comer. Para vencer la
adicción a la comida es necesario comer menos, quedar con hambre, todos los
días. Es verdad que algunas personas comen mucho y no engordan. No engordan
porque gastan muchas calorías, más de las que comen. Estas personas suelen ser
longevas.
Hace algún tiempo una mujer de
33 años acudía a la consulta porque “se quedaba sin aire” con los accesos de
tos y con el esfuerzo. Aunque tomaba inhaladores desde hacía algún tiempo no
había notado mejoría alguna porque la causa de la dificultad respiratoria era
la obesidad. Por estos síntomas, frecuentes en las personas obesas, muchas son
tratadas como asmáticas sin padecer asma. Medía
Todos los días los médicos
vemos muchos pacientes como esta señora. La adicción a los juegos de azar vacía
los bolsillos; la adicción o afición a ciertos placeres, como la comida, daña
la salud. Solo se puede vencer la adicción a la comida con voluntad, una virtud
que no está hoy de moda. La voluntad hay que entrenarla todos los días. No hay
medicamentos para aumentar la voluntad. Albert Einstein decía: “Hay una fuerza
motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la
voluntad”. Y Víctor Hugo señalaba: “A nadie les
faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad”.
Cuando estaba corriendo ayer por la mañana vi a dos jóvenes cuidando las hamacas de la playa, sentados en el paseo marítimo,
mirando sus móviles, y con muchísimos kilos de más. Uno puede pensar que los
kilos de más se deben a que hacen poco ejercicio. El ejercicio es muy
saludable, pero también aumenta el apetito. Tienen mucho peso porque ingieren
más calorías de las que gastan, no son capaces de levantarse de la mesa con
hambre. Lo mismo que con el dinero. No importa lo que ganes; depende de lo que
gastes para acabar siendo rico o pobre. Si comieran menos ahorrarían, se
moverían mejor, e irían más tarde para el cielo.
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