¿Cómo se tratan las agudizaciones de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC)?
Las agudizaciones de la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) son definidas como un agravamiento agudo de los síntomas que resulta en tratamiento adicional. Estas agudizaciones pueden causar elevada morbilidad en los enfermos que tienen capacidad respiratoria limitada. En este sentido, pueden oscilar de leves, requiriendo solo un aumento de la utilización de los broncodilatadores beta-2 agonistas, a severas, requiriendo urgente valoración en el hospital con menor o mayor soporte ventilatorio.
Se ha reconocido que un significativo número de pacientes no recuperan su función pulmonar premórbida o calidad de vida tras las agudizaciones, y los que tienen frecuentes agudizaciones experimentan un más rápido descenso en el VEF1 (volumen espiratorio forzado en el primer segundo) que los que tienen pocas agudizaciones. Las agudizaciones frecuentemente aumentan con la severidad de la EPOC y son un 50% más probables en invierno.
¿Por qué se producen?
Se piensa que la principal causa de las
agudizaciones son las infecciones virales, aunque otras causas incluyen
infecciones bacterianas y factores medioambientales. Patógenos comunes
bacterianos son Haemophilus infuenzae, Streptococcus pneumoniae (neumococo) y
Moraxella catarrhalis, y los virus más comunes son los rinovirus, virus
respiratorio sincitial (VRS), influenza, parainfluenza, coronavirus,
metapneumovirus humano y adenovirus. Hay que considerar la posibilidad de
embolismo pulmonar o neumotórax en el diagnóstico diferencial/enfermedad
coexistente.
¿Qué síntomas podemos detectar?
Incluyen aumento de la tos,
aumento del volumen y/o purulencia del esputo, aumento de la dificultad
respiratoria (disnea) o sibilancias,
pesadez torácica y aumento de la hinchazón de las piernas (edemas).
¿Cuál es el manejo de la agudización
de la EPOC?
En el manejo de las agudizaciones el especialista en Neumología
tiene que evaluar la severidad: aumento de la disnea, taquipnea, uso de
músculos accesorios, cianosis (coloración azulada de los labios, dedos,
pabellones auriculares), edemas en los pies y confusión.
Según la severidad habrá que valorar si
el paciente puede tratarse en su domicilio o, si por la presencia de síntomas
severos con posible enfermedad comórbida y actividades funcionales disminuidas,
el paciente necesita manejo en el hospital.
Habrá que realizar radiografía de
tórax, gases arteriales, ECG, urea y electrolitos. El pH arterial es
el mejor predictor de la sobrevida. Un pH arterial inferior a 7,25 se asocia
con una elevación de la mortalidad.
¿Cómo se trata?
· Antibióticos: si el esputo es purulento, tiene fiebre o febrícula,
PCR elevada o nuevos cambios en la radiografía de tórax.
·
Corticoides
sistémicos: por ejemplo, prednisona
30mg/día, cinco días. No se ha establecido la dosis óptima ni el tiempo, pero
hay que evitar el tratamiento prolongado con corticoides por los efectos
adversos.
·
Broncodilatadores
inhalados o nebulizados: la
dificultad respiratoria puede beneficiarse de este tratamiento en el período
agudo para reducir los síntomas o mejorar la obstrucción al flujo aéreo.
· Oxígeno cuando sea necesario.
Cuando es más severa la agudización, ventilación no-invasiva. Se realiza el ingreso en UCI para intubación y ventilación mecánica en casos más severos que evolucionan mal con la ventilación no-invasiva.
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