¿Por qué tengo que vacunarme de la gripe?


 



“Un enfermo pega el mal a veinte sanos y mil sanos no pegaron jamás salud a un doliente” (Francisco de Quevedo)

 





    La gripe es una enfermedad infecciosa que está causada por el virus influenza y que afecta principalmente al aparato respiratorio. La mejor forma de prevenirla es con la vacuna antigripal, que tratará de protegernos contra los cuatro virus influenza más probables que llegarán este año.

    Hay cuatro tipos de virus de la influenza: A, B, C y D. Los virus A y B de la influenza humana causan una epidemia estacional de la enfermedad (conocida como temporada de gripe o influenza) casi todos los inviernos. Los virus de influenza A son los únicos virus conocidos que causan pandemias a nivel mundial. Una pandemia puede ocurrir cuando aparece un nuevo virus influenza A con la capacidad de ocasionar infecciones y propagarse fácilmente entre las personas. Las infecciones por el virus de influenza tipo C por lo general causan una enfermedad leve y se cree que no causan epidemias de influenza humana. Los virus de influenza D afectan principalmente al ganado y no se cree que puedan causar infecciones o enfermedades en los seres humanos.

    Los virus de influenza A se dividen en subtipos según dos proteínas de la superficie del virus: la hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N). Si bien existen potencialmente 198 combinaciones del subtipo de influenza A, solo se han detectado 131 subtipos por la naturaleza. Los actuales subtipos de virus de influenza A que circulan habitualmente entre las personas son El AH1N1, de menor gravedad, y el AH3N2 de mayor gravedad.

    La incidencia de la gripe oscila entre el 3 y el 11% cada invierno. Las personas más propensas a padecer la gripe son los niños y las mayores de 65 años. Existe una doble probabilidad de padecerla entre los niños de 0 a 17 años (8,8%) que en los mayores de 65 (3,9%).     

    Todas las personas pueden vacunarse de la gripe a partir de la edad de 6 meses. Está indicada sobre todo en las personas mayores de 65 años, personas menores de esa edad que padezcan enfermedades crónicas (cardiopatía, asma, enfermedad renal crónica…), en las embarazadas, ya que la gripe puede ser más severa si les afecta y además puede proteger al recién nacido de padecerla. No pueden ponérsela lar personas alérgicas a la clara de huevo sin consultar con su médico.

    La eficacia de la vacuna depende de que los virus utilizados para crear la vacuna sean los mismos que los virus en circulación ese invierno. La efectividad de la vacuna para prevenir la gripe suele oscilar entre el 30 a 60%. La protección inmunitaria comienza dos semanas después de ponerse la vacuna, que es cuando comienzan a desarrollarse los anticuerpos, y disminuye con el tiempo. Las personas vacunadas pueden padecer la gripe, pero hay estudios que parecen demostrar que puede ser menos graves y requerir menos hospitalizaciones.

    Los efectos secundarios de la vacuna inyectable, que utiliza virus muertos (inactivados) son: dolor, enrojecimiento e inflamación en el lugar de la inyección, y también puede producirse cefalea, fiebre, dolores musculares, nausea y fatiga.   

    El enfermo con gripe contagia desde un día antes de que aparezcan los síntomas hasta 5-7 días después. El periodo de incubación desde que uno se infecta hasta que aparecen los síntomas suele ser de dos días, aunque puede oscilar entre 1 y 4 días. Los síntomas de la gripe son bien conocidos: fiebre y escalofríos (no todas las personas con gripe tienen fiebre), tos, dolor de garganta, mucosidad nasal o nariz tapada, dolores musculares y corporales, dolores de cabeza, fatiga (cansancio); algunas personas pueden tener vómitos y diarrea, aunque esto es más común en los niños que en los adultos.

    Las complicaciones de la gripe son neumonía bacteriana o vírica, otitis, sinusitis y agravamiento de afecciones crónicas (insuficiencia cardíaca congestiva, diabetes, asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica). 

    La gripe es menos contagiosa que la covid-19, el período de incubación es más corto, y tiene menor gravedad y mortalidad. Los síntomas son similares, aunque en la covid-19 el primer síntoma suele ser la fiebre con síntomas de resfriado y después tos, y es mucho más frecuente la neumonía por virus que en la gripe; también son más frecuentes los síntomas digestivos en los adultos, vómito y diarrea, y la pérdida de gusto y olfato. Pero habrá que recurrir probablemente en muchas ocasiones a realizar pruebas diagnósticas de PCR en secreción nasal o saliva, o de anticuerpos en sangre para diferenciarlas. Por eso será importante tratar de disminuir la incidencia de gripe, con la vacunación y las mismas medidas preventivas que estamos realizando para evitar la covid-19: mantener la distancia de seguridad, evitar la estancia en lugares cerrados con escasa ventilación y las aglomeraciones, mascarillas adecuadas, y lavado frecuente de manos con jabón o con la utilización de desinfectantes con porcentaje de 60% de alcohol como mínimo.

 

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