Secuelas pulmonares post COVID-19
“Un enfermo pega el mal a veinte sanos y mil sanos
no pegaron jamás salud a un doliente” (Francisco de Quevedo)
Cada día se
publican nuevas complicaciones en esta infección respiratoria por un coronavirus
que se cree ha pasado de algún animal a los humanos (zoonosis), con poder de
transmitirse entre estos. Figuran complicaciones como la enfermedad de Kawasaki
en niños, infartos cerebrales en adultos. La OMS ha añadido otros síntomas como
dificultad para hablar y para moverse. Son distintos a los coronavirus
responsables del 10-15% de los resfriados en humanos y no se sabe si estos
podrían producir cierto grado de inmunidad para la COVID-19.
Cualquier infección
pulmonar, de la causa que sea, incluso con tratamiento antibiótico eficaz,
tiene un periodo de convalecencia que es distinto para cada persona dependiendo
de diversos factores. También es variable el periodo de convalecencia en
infecciones respiratorias que no tienen tratamiento eficaz, como la gripe.
En el 84% de los
pacientes enfermos por COVID-19 se produce algún tipo de neumonía leve. Se
produce neumonía severa que requiere O2 en la COVID-19 en un 14%, y un 5% de
las neumonías ingresan en UCI. En la COVID-19 el periodo de convalecencia es
más largo, con mayor duración de la tos y la dificultad respiratoria (disnea). Lo
mismo sucede con la resolución de las opacidades (“manchas”) radiológicas
pulmonares. La resolución también es más lenta. Esta lentitud en la resolución
radiológica pulmonar y de los síntomas, también sucede en las neumonías
causadas por el virus influenza, el virus que causa la gripe. Pero en la gripe,
afortunadamente, las neumonías bacterianas complican más frecuentemente la
gripe que las neumonías por el propio virus influenza causante de la gripe, a
diferencia de la COVID-19, en la que el coronavirus es casi exclusivamente el
causante de la neumonía. Para las neumonías bacterianas disponemos de
antibióticos efectivos. Para las neumonías víricas, no.
También se producen
trombosis en las arterias pulmonares sin encontrarse trombos en el sistema
venoso periférico y a pesar de haber sido tratados profilácticamente con
heparina, y por tanto todavía no está totalmente clarificada la causa, tal vez
pueda ser por un trastorno de la coagulación.
Parece que la mala
evolución en la COVID-19 puede relacionarse, al menos en parte, con la
disminución de linfocitos-T y basófilos en la sangre.
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