Síndrome postvacacional





“Nadie necesita más unas vacaciones que el que acaba de tenerlas” (Elbert Hubbard)





   No sé si lo veré, pero creo que más pronto que tarde se recomendarán fármacos para el síndrome postvacacional.
    ¿Y qué es el síndrome postvacacional? “El síndrome postvacacional se puede definir como el estado que se produce en el trabajador al fracasar el proceso de adaptación entre un periodo de vacaciones y de ocio con la vuelta a la vida activa, produciendo molestias que nos hacen responder a nuestras actividades rutinarias con un menor rendimiento. Y continúa diciéndose allí: Este síndrome hace referencia a un estado de malestar genérico, con síntomas tanto psíquicos como físicos, afectando principalmente a personas jóvenes, menores de 45 años […] El síndrome postvacacional, puede presentarse de diversas formas: Síntomas físicos como cansancio generalizado, fatiga, falta de sueño, dolores musculares, falta de apetito o de concentración. Síntomas psíquicos como irritabilidadtristeza, falta de interés o nerviosismo… Los expertos aconsejan no alargar las vacaciones hasta el día anterior de empezar a trabajar. Se recomienda volver de vacaciones un par de días antes para que la adaptación a la rutina sea más paulatina, empezando a habituarnos nuevamente a los ritmos de sueño y comida. Es conveniente desarrollar alguna actividad de ocio que sea compatible con el trabajo para que no sea tan brusco el cambio y tomarse tiempo para arrancar y volver a coger el ritmo que se tenía antes de vacaciones. Una actitud optimista y positiva ayudará también a superar este periodo de adaptación de una forma más rápida y llevadera” (según Wikipedia, todo lo entrecomillado).
    Un síndrome es un conjunto de síntomas que pueden estar o no relacionados con una enfermedad. ¿Quién está detrás de este nuevo término o nuevo síndrome? Posiblemente los psicólogos, los médicos psiquiatras y la industria farmacéutica.
    ¿Y por qué antes no existía este síndrome? Antes sucedía lo mismo que ahora. Había personas que después de un periodo prolongado de descanso estaban deseando reincorporarse al trabajo y otras que seguirían sin pegar un palo al agua el resto del año. Estos últimos son los que podían referir o presentar estos síntomas. ¿Por qué? Por qué les gustaba muy poco el trabajo. Lo mismo que a los que los tienen ahora. Pero ahora le pusieron un nombre porque interesa. Nada sucede por casualidad (te cito muchas veces, querido José Ramón).
    He nacido en una aldea de La Coruña. Mi padre trabajaba en la mar y mi madre en el campo, lo mismo que las demás personas de la aldea. No existía el síndrome postvacacional porque no existían vacaciones. Como los marineros no cogían vacaciones, salvo los días que no podían salir a la mar por el mal tiempo, no sufrían el síndrome postvacacional. Si las hubiera, estoy seguro de que tendrían estos síntomas aquellos que se pasaban parte del día en la cantina jugando a las cartas y bebiendo cuando hacía mal tiempo. No los tendrían los que, esos días que no se podía salir a la mar, estaban en casa o en las casetas del puerto remendando las redes.
    Oí hace pocos días a Carlos Herrera decir, en su programa matutino de radio en la COPE, que el síndrome postvacacional era una mamarrachada. Él también es médico, aunque no ejerce. Yo pensaba lo mismo antes de oírlo. Ya somos dos. Espero que usted también acabe pensando lo mismo.
   



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