La falacia actual del diagnóstico precoz






“Si pusiéramos estiércol en una cápsula, la venderíamos al 95% de estos doctores” (Harry Loynd, presidente de Parke, Davis and Company, 1951-1967).


    Esto es lo que decía el presidente de una compañía farmacéutica americana a sus delegados hace muchos años, pero también podría haberla dicho hoy mismo, y sería igual de cierta.

    Cada vez estoy más convencido, casi diría seguro, que los médicos estamos dirigidos por las compañías farmacéuticas, y son ellas, no los médicos, las que han puesto de moda lo del diagnóstico precoz en ciertas enfermedades, con el único objetivo de vender más medicamentos.

    Siempre, desde que finalicé mi carrera de medicina, creí y sigo creyendo, lógicamente, que diagnosticar las enfermedades lo antes posible es mejor que hacerlo más tarde. Y pensaba y pienso en el perjuicio causado al paciente que consulta por síntomas a los que el médico no le da importancia, y al final, después de un tiempo, este se da cuenta que sí la tenían, que se había equivocado. Imagine un paciente que consulta por alternancia de diarrea y estreñimiento, síntoma al que el médico no le dé importancia y le recomiende tratamiento sintomático, y al cabo de unos meses se aclare que la causa del aquel trastorno del hábito intestinal era un cáncer de colon. El cáncer de colon, como otros cánceres, debe diagnosticarse en etapas precoces, ya que el pronóstico será mucho mejor que si se diagnostica en etapas avanzadas, cuando ya la enfermedad puede haberse extendido.

    Pero ahora, las compañías farmacéuticas, con el beneplácito de los médicos, han puesto de moda otra cosa (algo que no es lo mismo), diagnosticar precozmente enfermedades que no causan síntomas todavía en pacientes que han acudido al médico por otro motivo. Un ejemplo. Usted es fumador y acude al médico para revisión de su hipertensión arterial. El médico le dice que le va a realizar una espirometría para ver si padece enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tabáquica. Se la hace y le dice que sí, que padece esta enfermedad. Y en esta enfermedad, sin importar el estadio de la misma, lo más importante, casi diría lo único importante, es cesar de fumar cigarrillos. Pero el médico le recomienda dejar de fumar y ya le prescribe algún medicamento inhalado que no va a cambiar la evolución de la enfermedad ni le va a aliviar los síntomas relacionados con ella, si los tuviera en ese momento, y le puede causar efectos adversos significativos. El médico, al que usted acudió, puede estar subvencionado por una compañía farmacéutica para llevar a cabo un estudio o protocolo de diagnóstico precoz de esta enfermedad, y el único fin de la compañía es aumentar las ventas de medicamentos inhalados que ella produce y vende a las farmacias. El médico general y el neumólogo, con un sueldo fijo a fin de mes, que participan en ese estudio cobran un plus de la compañía farmacéutica que les viene muy bien e incluso pueden creer que han hecho algo bueno, diagnosticarle y tratarle precozmente esta enfermedad a usted que había acudido a la consulta por otro motivo, para un control de la hipertensión arterial.

    El ejemplo anterior se puso en marcha en muchos países, también en el nuestro, y ya se ha visto que no vale la pena seguir llevándolo a cabo porque se ha demostrado que no tiene beneficio alguno para los pacientes, y el Colegio de Médicos del Tórax Americano y la CDC (Centro de Control y Prevención de Enfermedades) de Atlanta ya han recomendado suspender estos estudios. Pero, aunque ahora se suspendan en todos los países, la compañía que los subvencionó seguro que habrá obtenido grandes beneficios por la venta de medicamentos, mayores por supuesto a lo invertido en estos estudios diagnósticos para pagar a los médicos y en la compra de espirómetros.

    Otro ejemplo es el diagnóstico precoz de hipotiroidismo subclínico, es decir, el hipotiroidismo que aún no ha causado síntomas. En la India y en otros países en vías de desarrollo una importante compañía farmacéutica que produce y vende medicamentos ha subvencionado la realización gratuita de análisis de sangre en las consultas médicas generales para determinar las cifras de hormonas tiroideas, para que en el caso de que estén disminuidas el paciente pueda ser tratado del hipotiroidismo. Aunque no se ha demostrado que sea beneficioso tratar el hipotiroidismo subclínico, es decir, el que aún no ha causado síntomas, las ventas de levotiroxina para tratarlo han aumentado muchísimo en esos lugares donde la compañía facilitó gratuitamente la realización de determinaciones analíticas, y por tanto el beneficio para la compañía que ha sufragado la realización de los análisis de sangre.

    Mi recomendación sería: si va al médico y este le recomienda realizar alguna prueba diagnóstica no relacionada con la queja que le había llevado a él, pregúntele cual es el motivo por el que se la recomienda hacer y si está relacionada con algún estudio financiado por la industria farmacéutica. Si es así, usted es libre para determinar si accede o no a hacerla. Pero piense que la compañía farmacéutica que financia ese estudio no lo hace para beneficiarle a usted sino para beneficiarse ella, vendiendo, o intentando vender, más medicamentos. Los pacientes, usted, no los médicos, son los únicos dueños de su salud y de su enfermedad.

    La relación entre los médicos y las compañías farmacéuticas es incluso ahora más impropia que hace años, más que en el siglo pasado, y lo seguirá siendo mientras los gobiernos de todos los países lo permitan. Pero claro, las compañías farmacéuticas no solo corrompen a los médicos.

    Ahora dicen que en nuestro país a partir de 2018 podrán verse en internet -ya se ven desde hace mucho en otros países- las cantidades de dinero que un médico ha recibido de las compañías farmacéuticas, pero esto solo servirá para que la hacienda pública pueda conocer con exactitud las cantidades percibidas por los médicos fuera de sus ingresos oficiales declarados. Aun así, le recomendaría que visite usted esa información cuando esté disponible en internet para ver si el médico al que acude recibe pagos de compañías farmacéuticas.

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