Para ser feliz
“Muchas personas se pierden las pequeñas
alegrías mientras aguardan la gran felicidad” (Pearl S. Buck)
El otro día leía en elmundo.es un artículo de Pilar Arranz que titulaba “El decálogo
para ser feliz”, basado en las diez recomendaciones que hace María Jesús Álava
en su obra “Las tres claves de la felicidad”, y, de las diez, la primera y más
importante, según ella, era perdonarnos a nosotros mismos (puede ver esta y las
otras nueve que hace la novelista al final de este escrito). Aunque a mí me
parecen más interesantes los ocho rasgos comunes que distinguen a la
gente que es feliz, según el libro The How of Happiness: A New
Approach to Getting the Life You Want, de la autora y profesora de la
Universidad de California Sonja Lyubomirsky:
1. Pasan
gran cantidad de tiempo con su familia, seres queridos y amigos.
2. Se sienten
bien y agradecidos por todo lo que tienen.
3. Suelen tener
predisposición a ayudar y echar una mano a la gente de su entorno.
4. Son
optimistas al imaginar su futuro.
5. Saborean los
placeres de la vida y la situación en la que se encuentran.
6. Suelen
practicar deporte de forma constante.
7. Tienen
principios sólidos y son perseverantes ante sus objetivos.
8. Ante los
momentos complicados y situaciones de tensión tratan de mantener la calma y
plantar cara a la dificultad.
Tal vez lo de perdonarnos a nosotros mismos no es nada nuevo porque ya José Luís Sampedro dijo antes algo
parecido: “No me interesa la felicidad. Pero no exigir demasiado hace más fácil
llevarse bien con uno mismo, que es mi sustituto de la felicidad”. Y mucho
antes, Erasmo
de Rotterdam señaló que la felicidad consiste, principalmente, en conformarse con la suerte; es
querer ser lo que uno es, dijo también.
Un artículo que leí también recientemente de
Carlos Manuel Sánchez, “Dinamarca. Un mundo feliz”, publicado en el XL Semanal,
el dominical que viene los domingos con “La Voz de Galicia”, decía que los
daneses son los ciudadanos más felices del mundo, según el último Informe
Mundial sobre la Felicidad elaborado por la ONU, y anotaba las ocho
características que les hacen más felices. Cuatro de las ocho me llamaron la
atención: disfrutan de pequeñas cosas, buscan que todos tengan las mismas oportunidades,
tienen el nivel de corrupción más bajo del mundo y tienen confianza (dejan a
los bebés solos en los cochecitos a la puerta del super). He estado en
Copenhague dos o tres veces y me lo creo, porque me parecieron gentes sencillas
que se mueven por la ciudad en bicicleta, y esta es, o así lo creo, una
característica importante para ser feliz: conformarse con llevar una vida
humilde, sin necesidad de grandes cosas (a esto me refería, no a moverse en
bicicleta, aunque también esto tal vez ayude a ser feliz).
Pero creo que no existen claves para ser feliz, porque las causas que
nos hacen felices cambian con el paso de los años. Y nadie fue feliz todos los
días de su vida, salvo acaso los imbéciles. No sé es feliz todos los días, aunque
se perdone uno a sí mismo cada minuto. Molière decía que la felicidad
ininterrumpida aburre y debe tener alternativas,
Los motivos que nos hacen felices son diferentes a distintas edades. Hace
pocos días era enormemente feliz tomando unas sardinas asadas, en el pueblo
donde viví de niño con mis padres, acompañado de mi familia y amigos. Estoy casi
seguro que todos los que me acompañaban eran también felices pero el grado de
felicidad era distinto en cada uno. Estoy seguro que el niño que veía unos días
antes en la playa llenando su cubo de arena con la pala era feliz. Lo mismo que
los otros niños que estaban a su lado cavando un gran hoyo para que luego la
marea lo llenara de agua. Y dejaban de serlo en el momento que le tiraban la
arena del cubo al uno o le rellenaban el hoyo con la arena que habían extraído
antes a los otros.
Si la inteligencia es resolver bien, adecuadamente, los problemas que a
uno le van surgiendo a lo largo de la vida, la felicidad es realizar proyectos
y conseguir la mayor parte de los objetivos, pequeños o grandes, que uno se va
proponiendo también a lo largo de la vida y disfrutar de cosas sencillas, como
charlar con la familia y los amigos mientras se comen unas sardinas asadas. La
infelicidad probablemente surja cuando uno hace planes y se propone objetivos que
no están al alcance de sus posibilidades.
Creo que la felicidad también está relacionada con los genes, aunque no
sé si en el porcentaje del 40 por ciento que dijo Luís Rojas Marcos. Fíjese en
padres e hijos que se parezcan y verá que suelen tener talantes y bienestares parecidos.
Si ahora pienso en amigos o conocidos veo que sus hijos son afines a ellos en
cuanto a felicidad. Claro que no puedo saber en qué porcentaje ha influido la
educación que les han dado en la niñez.
En resumen, en mi opinión, para ser feliz es necesario disfrutar de
buena salud, llevar una vida recta y saludable, tener paz interior por ser
buena persona, quererse a uno mismo pero aprender de los errores que vayamos cometiendo,
tener poco o nada en cuenta las opiniones (malvadas) de los demás y mucho las (buenas)
de las personas que nos quieren, no dejar de hacer proyectos ni de ponernos
objetivos a conseguir, y disfrutar de las pequeñas cosas o, mejor aún,
disfrutar, complacernos con lo que estemos haciendo en cada uno de los momentos
de nuestra vida. Esto creo que vale para todas las edades. Pasados los
cincuenta, las charlas relajadas con la familia y los amigos mientras se toma
una apetitosa comida con un buen vino (o sin él) son uno de los goces que
pueden hacernos muy felices.
Es imposible decirlo mejor que Benjamin Franklin: "La felicidad
humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden
ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días".
Aunque no sé lo que era para él la felicidad. Si sé lo que es para mí. Creo que
ya lo dije.
Postdata: Lo que dijo Aristóteles (frase superior) debe ser muy acertado. Soy inmensamente feliz, y seguro que todos mis compañeros de profesión también, cuando algún paciente que he atendido ahora o en el pasado me para en el hospital o por la calle para darme las gracias por haberle diagnosticado correctamente y curado. Ya sé que hacerlo bien es mi obligación, pero cuando me lo recuerdan y muestran su agradecimiento siento mucha alegría y felicidad.
www.clinicajoaquinlamela.com
"El decálogo para ser feliz", basado en las diez recomendaciones que hace María Jesús Álava en su obra “Las tres claves de la felicidad”:
1.
Si
aprendemos a perdonarnos la vida nos pertenecerá, si no, será el fracaso del
ser humano.
2. Los
fallos nos permitirán seguir avanzando y aprendiendo. Debemos ser indulgentes
con nuestros errores.
3.
Perdonar
a los demás nos libera del desgaste que provoca el resentimiento.
4.
No
podemos cambiar el pasado pero sí el presente; depende de nuestra voluntad.
5.
La
inteligencia emocional se asienta en la tolerancia, el respeto y la
flexibilidad.
6.
Perdonarnos
aumenta nuestra autoestima.
7. Cuando
superamos la inseguridad nos hacemos dueños de nuestra vida, dejan de
condicionarnos las opiniones de los demás.
8.
Solo
falla el que intenta algo. Una persona segura admite sus errores y aprende de
ellos, sin sentirse fracasada.
9.
Hay que
mantener a los envidiosos lejos, no darles confianza y mostrarnos indiferentes
ante sus provocaciones.
10.
Todo se
resume en tres puntos: perdonarnos el pasado, asumir el presente y convertirnos
en nuestros mejores amigos.
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