Cómo cuidarnos para evitar las infecciones respiratorias (gripe y resfriados)
“El
arte de la medicina consiste entretener al paciente mientras la naturaleza cura
la enfermedad” (Voltaire)
La mejor forma
de prevenir la gripe es vacunándonos
durante el otoño, aunque la vacuna puede tener efecto preventivo incluso
con dos o tres semanas de antelación al brote de la gripe. Se recomienda en
mayores de 55 o 60 años, aunque otras personas de menor edad que trabajan en
contacto con niños y enfermos deberían hacerlo, como el personal sanitario y el
docente. Debe tenerse en cuenta que la vacuna antigripal no protege a todas las
personas vacunadas. En 2019 solo protegió a una 30-40 por ciento, según el CDC
(Centro de Control de Enfermedades) de Atlanta.
En el momento en que llega la gripe, una
medida efectiva para prevenirla es lavarse
las manos a menudo. La manera más común de contraer la gripe es a través
del contacto de las manos con los ojos, la nariz o la boca
cuando las manos están llenas de gérmenes. Por eso, es muy importante lavar las
manos con agua tibia y jabón durante 30 segundos y conservarlas limpias y
alejadas de la cara. Por otro lado, es recomendable permanecer a una distancia
prudente si se está cerca de una persona enferma de gripe. Y evitar permanecer
en aglomeraciones de gente en locales cerrados y abiertos.
El tratamiento más
adecuado para la gripe es tener cuidado de uno mismo. Si previamente estaba
sano, no es necesario acudir al médico.
De esta forma, el paciente evitará tomar medicamentos innecesarios e ineficaces
que le pueden perjudicar más que beneficiar.
Es aconsejable la toma
de algún antitérmico y remedios caseros.
Y resulta fundamental evitar contagiar la enfermedad a los demás, por lo que es
recomendable quedarse en casa y no
acudir al trabajo, escuela o lugares públicos.
Por otro lado, se debe cubrir la boca y la nariz con un pañuelo o el codo al toser o
estornudar, pero nunca con la mano, porque esta acción puede evitar que
aquellos que estén a su alrededor se enfermen.
En cualquier caso, si el
paciente está preocupado debe consultar a su médico. Y lo mismo si es una persona de alto riesgo, como ancianos,
niños muy jóvenes y pacientes con enfermedades crónicas o con el sistema inmune
comprometido, porque tienen mayores posibilidades de sufrir complicaciones serias. Las complicaciones de la gripe son
la sinusitis y la neumonía.
Para el resfriado
común o catarro nasal no hay vacunas porque son varios los virus que pueden
causarlo, y tampoco hay tratamiento efectivo. Solo sintomático, como en la
gripe.
Una persona sana puede
padecer tres o cuatro resfriados durante el otoño e invierno. Los niños seis o
siete, a veces iniciándose uno antes de desaparecer los síntomas del anterior.
Las medidas preventivas
son las mismas que las indicadas más arriba para prevenir la gripe.
No es
necesario acudir al médico si los síntomas indican que se trata de un
resfriado. La consulta médica puede conllevar la prescripción de medicamentos
-antibióticos, antitusígenos, expectorantes, etcétera- ineficaces para el
resfriado común y con potenciales efectos desfavorables. Si los
síntomas locales y generales del resfriado no desaparecen o mejoran en una
semana se debe consultar con el médico para descartar complicaciones. El único
remedio que cura el resfriado común es el paso del tiempo, que al que lo sufre
le parece una eternidad.
Es habitual escuchar a
los enfermos “esto me quedó de un catarro mal curado”. Y no es que se haya
curado mal, sino que, como la gripe, puede causar complicaciones, que si no son
diagnosticadas correctamente y tratadas adecuadamente pueden quedar secuelas
crónicas. Las complicaciones más frecuentes son las sinusitis y otitis (esta
última afecta sobre todo a los niños). Además, el resfriado común es la causa
más frecuente de agravamiento de los pacientes con enfermedades respiratorias
crónicas como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica
tabáquica.
En el resfriado común o
catarro nasal, como en la gripe, es la naturaleza la que cura la enfermedad. El
arte del médico no consiste en entretener al paciente, como decía el genial
Voltaire que amaba a los médicos, recomendando medicamentos inútiles sino
entrevistándole y diagnosticando correctamente, informándole y tranquilizándole.
No hay medidas para que
los síntomas de la gripe y los resfriados duren menos. Es dudoso que los
antivíricos utilizados a veces en la gripe resulten beneficiosos. Los estudios
realizados con algunos medicamentos antivíricos en la gripe, que informan que
disminuyen en un día los síntomas, suelen estar financiados por las compañías
farmacéuticas que los producen.
Si ya padece el
resfriado o la gripe no hay por qué cambiar de kleenex cada vez que se suene la
nariz o tosa porque los virus que queden en el pañuelo son los mismos que le
han causado la enfermedad. Lo que no debe es compartirlos con otros familiares.
En cuanto a lo de beber
dos o tres litros de agua al día nunca se ha demostrado científicamente que sea
beneficioso para expectorar más y mejor que beber según la sed que uno tenga.
En mi opinión, esto lo ha dicho un médico avispado y muchos otros médicos lo
han seguido recomendando como hacen las ovejas del rebaño.
“Si escuchas al enfermo,
él te está diciendo el diagnóstico” (William Osler)
Dr. Joaquín
Lamela López
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