¿Existe realmente un mayor riesgo de contagio por el uso de aire acondicionado? No se ha demostrado y ni siquiera hay indicios hasta ahora de que el aire acondicionado pueda favorecer la transmisión del coronavirus tipo 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-Cov-2). Existen dos tipos de aire acondicionado. Por un lado, el que simplemente modifica la temperatura y por otro, aquel que permite renovar el aire. ¿Hay un mayor riesgo de contagio para alguno de estos dos modelos de aire acondicionado? Tampoco se ha demostrado riesgo de contagio en ninguno de los dos tipos de aire acondicionado, a pesar de bulos que se están publicando en redes sociales advirtiendo de la salida del coronavirus al encender el aparato de aire acondicionado. Puede aconsejarse re forzar la limpieza de los filtros de aire y aumentar el nivel de ventilación de los sistemas de climatización para renovar el aire de manera más habitual . Hasta el momento no existen evidencias científicas que relacionen la ut
“El neurótico o hipocondríaco está clavado en la cruz de su ficción” (Alfred Adler) Al poco tiempo de finalizar mi carrera oí a médicos mayores decir que la mitad de los pacientes que acudían a las consultas privadas no tenían enfermedad somática u orgánica alguna. Ahora, después de muchos años de ejercicio, diría que sucede lo mismo con los que asisten a las consultas de la medicina pública. La mitad, es para entendernos. El porcentaje puede ser superior o inferior al cincuenta por ciento. Incluso la proporción puede ser más alta en las consultas de la medicina pública que en las de la privada, porque aquellas en nuestro país aún son “gratuitas”, mejor dicho los pacientes no tienen que desembolsar nada en el momento que acuden porque ya las han costeado antes con el pago de impuestos. Esto es verdad para los diversos síntomas que puede tener un paciente, y también para los respiratorios, aunque en este caso sea más difícil de entender por el enfermo o sus famil
"La vejez es un exceso que aumenta por días" (Enrique Jardiel Poncela) Ya casi anochecía. Salí de la consulta, y como todos los días tomé el camino para ir a mi casa. Caminé unos doscientos metros y, cuando ya estaba llegando, comencé a ver líneas luminosas verticales, ligeramente inclinadas, y también rotas, que aparecían y desaparecían bruscamente de la parte externa de mi ojo izquierdo. Al principio pensé si serían irreales, imaginarias, pero no había tomado pizca de alcohol ni otras substancias ilícitas, ya que hice lo de todos los días al terminar la consulta, irme directamente para casa. Seguía viéndolas y empecé a preocuparme por el significado de estos destellos rectilíneos o ligeramente curvados que parecían relámpagos. Me paré, apoyé el maletín en un banco cerca del parque de San Lázaro, y me pareció que ya no los veía. Cogí el maletín, caminé, y otra vez los resplandores. Desde que estudié oftalmología en cuarto curso de Medicina no he vuel
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