Sobre algunas cosas (de hoy)



“No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente” (Sir Francis Bacon)






    El pasado fin de semana lo pasé con unos amigos en Porto de Sanabria. Y, claro, en las conversaciones, después de almuerzos y cenas, hablamos de todo. También de la preocupante situación política de nuestro país.
    Una consorte dijo que a ella le gustaría ser reina o mujer del presidente del gobierno solo por una cosa (yo creo que por alguna más): por no tener que hacer las maletas cuando se fuese de viaje. Pienso ahora si pensará lo mismo la mujer de Pedro Sánchez, el nuevo presidente del gobierno de España. Tal vez, aunque creo que también por alguna cosa más. ¿Y por qué tendría el señor Sánchez tantas ganas de ser el marido de la esposa del presidente?
    Al parecer, Pedro Sánchez fue profesor de Estructura Económica en la Universidad Camilo José Cela. Haber dejado este trabajo para dedicarse a la política ―ahora estaba en la cola del paro―, creo que debió ser por una de estas dos cosas: o porque no le gustaba y/o requería mucho trabajo (no sé si le rescindieron el contrato por no tener plaza en propiedad) o porque veía mejor futuro (¿económico?) en la política.   
    Otra consorte dijo que no entendía como le puede quedar una pensión vitalicia como expresidente de más de más de 70.000 euros al año al señor Sánchez si logra estar solo unos meses presidiendo el gobierno de España. Alguien le dijo que era fácil de entender. Los que hacen las leyes, el poder legislativo, son los políticos, los diputados y los senadores, y las mamandurrias o ventajas para ellos siempre son aprobadas con el acuerdo de todos los partidos: para viajar en avión en primera clase, para subirse los sueldos, para cobrar por asistir a comisiones (la mayor parte innecesarias) que ellos mismos crean, para realizar viajes en grupo a otros países sin beneficio alguno para los ciudadanos, etcétera, etcétera, etcétera.
    También hablamos de lo de Cataluña. Ninguno de los allí presentes entendía como, estando en la cárcel en prisión preventiva unos y fugados otros, podían seguir cobrando los sueldos mensuales a pesar de estar activo el 155. 
    Y coincidíamos. Que son todos o casi todos igual de golfos, y permiten estas cosas porque funcionan con el “hoy por mí y mañana por ti”.
    Terminamos hablando de cosas interesantes y jugando al parchís. Llovía.
   


   
     

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