Efectos adversos, contraproducentes, de los medicamentos
"Sólo
nos diferenciamos de los animales en una cosa, que a ellos no les gusta tomar
medicamentos" (Oscar Wilde)
Acaban de publicarse en la revista “British
Medical Journal” los acuerdos entre las revistas médicas y la industria
farmacéutica para que se amplíe la información de los efectos adversos o
contraproducentes producidos por los medicamentos en los ensayos clínicos realizados
con ellos.
Como sabrá muy bien, por noticias de los
medios de comunicación, desde que se publican estudios sobre los efectos
contraproducentes graves, incluso muy graves, de un fármaco hasta que es
retirado de las farmacias pueden pasar incluso años, y además no es retirado al
mismo tiempo en todos los países.
Todos los fármacos que tienen alguna
eficacia demostrada también tienen efectos adversos. Recuerdo, cuando estudiaba
la carrera, lo que nos decía el catedrático de farmacología sobre la
penicilina. Que era el mejor antibiótico, pero que a una persona de cada cien
mil le causaba una reacción anafiláctica, que podía acabar en un shock e
incluso en la muerte.
Además de la famosa talidomida, que tanto
daño causó, en los últimos años han sido retirados de las farmacias de todo el
mundo fármacos autorizados previamente por las agencias sanitarias de
medicamentos, desde antibióticos a antiinflamatorios, por causar efectos
adversos muy serios, incluso muertes.
A los médicos en la carrera nos enseñan que
casi todas las enfermedades tienen tratamiento. En algunas los tratamientos son
efectivos, en otras lo son muy poco, y en algunas otras no son nada efectivos.
No nos enseñan, y deberían hacerlo, que,
salvo en casos graves, no deberíamos iniciar tratamiento alguno hasta que
tuviésemos la certeza de que el diagnóstico que hemos hecho de la enfermedad
del paciente que estamos viendo es correcto. Hacer un diagnóstico erróneo
conlleva que luego será difícil cambiarlo, le ocasionará problemas diversos al
paciente, y pueden ocasionarle, los medicamentos mal recomendados, importantes efectos
adversos.
En mi opinión, hoy, la mayor parte de los
médicos utilizan medicamentos de los que se han informado exclusivamente por
los delegados de la industria farmacéutica o en los congresos médicos o
reuniones organizadas por las compañías farmacéuticas.
También hoy, los médicos piensan poco en
los efectos adversos de los medicamentos. Es fácil encontrarnos en el hospital
con un paciente ingresado que presenta un nuevo síntoma, por ejemplo, molestias
gastrointestinales cuando está tomando un medicamento recién prescrito que
puede producir este efecto adverso y, lo habitual, en vez de pensar en esta
posibilidad, se le solicita una ecografía abdominal o una consulta al
especialista del aparato digestivo.
Los médicos tenemos la obligación de
informar a los pacientes, cuando le recomendamos tratamientos con fármacos, de
los posibles efectos secundarios, al menos de los más importantes, que pueden
ocasionarle. Recuerdo los varios millones de dólares que tuvo que pagar el
seguro de un médico en California por no haber informado a una paciente de que
aquel medicamento que le había recomendado para la osteoporosis podía causar,
como le ocasionó luego, necrosis del hueso de la mandíbula.
Aquí no vale aquello que oíamos antes y aún
oímos ahora a veces, “lo que no mata engorda”, para referirnos a los alimentos.
Los medicamentos solo debemos tomarlos cuando están bien indicados, después de
que el médico haya hecho un diagnóstico correcto.
Por eso, una vez más, le recomiendo lo
siguiente:
1) Antes de iniciar el
tratamiento recomendado por el médico pregúntele el diagnóstico de la
enfermedad que padece; incluso le aconsejo que le pida que se lo escriba.
2) Si el médico no está seguro de
la enfermedad que usted padece, pregúntele entonces la razón (o razones) por la
(las) que le recomienda iniciar el tratamiento.
3) Si está de acuerdo -usted es
el único dueño de su salud y enfermedad- con uno u otro de los puntos
anteriores, entonces, si no se los explica, pregúntele por los efectos beneficiosos
esperados por el médico, con ese tratamiento que le ha recomendado, y por los
posibles efectos adversos.
4) Pregúntele, si no se lo aclara
previamente, cuánto tiempo debe tomar el tratamiento.
5) Si no nota los efectos
beneficiosos esperados por el médico o nota efectos adversos con el o los
medicamentos que le ha prescrito, póngase en contacto de nuevo con el médico.
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