Son iguales los unos y los otros






“La política es el campo de trabajo para ciertos cerebros mediocres” (Friedrich Nietzsche)





    Juan Marsé, en una entrevista reciente en El Cultural, suplemento del periódico El Mundo, se refería al derecho a decidir de los catalanes y decía que “el famoso derecho a decidir no significa más que esto: derecho a decidir que me jodan unos u otros. Qué más da”. Expresaba, además, que se sentía engañado y robado tanto por los poderes de Madrid como por los poderes de Barcelona.

    Uno puede no estar de acuerdo en la forma de decirlo pero en el fondo nadie lo podría decir mejor, ni más claro. Y esto es seguramente lo que pensamos muchos españoles.

    Bien. Esto es así. Pero tenemos que preguntarnos: ¿Cómo los hemos dejado llegar adónde están? ¿No había nadie mejor que todos estos? Al decir todos estos, me refiero a todos los políticos. ¿Acaso somos igual de corruptos, incapaces, engreídos y estúpidos todos los españoles?

    En este país, fundamentalmente a causa de la envidia, es más fácil que llegue “más arriba” un estúpido que una persona cabal e inteligente. Esto no quiere decir que no haya ninguna persona honrada e inteligente “arriba”, pero las que están y merecen estarlo, lo han logrado por su valía, a pesar de las zancadillas de los malvados, estúpidos y envidiosos. Si no está de acuerdo, párese un momento y vea quien dirige o ha dirigido la empresa en la que usted trabaja o ha trabajado. Si es o ha sido una empresa pública, estoy casi seguro que quien la dirige o ha dirigido es o ha sido un incapaz nombrado a dedo por otro incapaz superior, igual de incompetente o más, y del mismo partido que gobierna o ha gobernado la región o autonomía. Y seguro que recuerda a jefes u otros altos cargos también elegidos no por sus méritos, sino por ser embaucadores, amigos o familiares, o del mismo partido político del inepto que les ha nombrado.

    Han llegado “arriba”, además, porque desde siempre en nuestro país es más fácil que lleguen ahí los malvados, estúpidos e inútiles, porque son más y se apoyan entre ellos. Y no toleran, o lo toleran muy mal, a los que son diferentes, a los que no son de su manada ni de otra. ¿Qué no está de acuerdo? Pues vea entonces lo que todos estos, antes y ahora, aquí y en otros lugares, hicieron y hacen con los que valían y valen, con los que eran o son diferentes. Le pondré ejemplos de algunos de antes, de otros lugares, que no eran de la manada: Sócrates, Séneca, Jesucristo. Uno de ahora, de hace muy poco, de aquí, Manuel Pizarro. Creo que este abogado del estado, licenciado en Derecho a los 22 años, hace poco presidente de Endesa y antes de la Bolsa Española, era una buena persona, inteligente y útil. Erradamente -todos nos equivocamos una o muchas veces a lo largo de nuestra vida- se metió en un partido político. No duró casi nada porque no era de la manada, y los malvados, golfos, inútiles y estúpidos del partido político donde estaba no podían permitir que un señor de estas características pudiese alterar el camino trazado por ellos.  

    ¡Claro que los hay mejores para dirigir este país! Pero no están ahí. Y no lo están porque están mejor desempañando con pasión sus profesiones, y porque la política, mejor dicho la política y los políticos de este país, están totalmente desacreditados. Por eso dijo muy bien Enrique Jardiel Poncela de los de nuestro país: “El que no se atreve a ser inteligente, se hace político”. Aunque debe pasar algo parecido en muchos otros países, porque Chesterton también escribió: “Si no logras desarrollar toda tu inteligencia, siempre te queda la opción de hacerte político”.

    Respecto a la última cuestión que planteaba al principio, soy totalmente pesimista. No es que crea que todos los españoles somos igual de estúpidos, corruptos, engreídos e ineficaces, pero creo que nuestro nivel de formación, o cultural, es muy bajo. No hay más que ver la audiencia que tienen ciertos programas de televisión, o las ventas fabulosas de libros de memorias de algunos personajillos que actúan en estos programas. Y por este nivel tan bajo de educación o formación es por lo que triunfan los políticos charlatanes de nuestro país. Sería impensable que los que tenemos aquí fuesen votados en Finlandia u otros países del Norte de Europa.

    Las distintas castas de todos nuestros políticos se parecen en dos cosas: que no dejan entrar a nadie en el partido con un nivel de honestidad e inteligencia superior al de ellos (¡con el poco nivel que hace falta!), y que se preocupan mucho más de la seguridad de su puesto que de la marcha del país. ¡Ah!, y en otra cosa. Siguen todos al pie de la letra la regla de no decir en el poder lo que decían en la oposición, como señaló John Galsworthy.

    Termino con este lúcido pensamiento de Bertrand Russell: "Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer lo posible imposible".

    ¡Le deseo buena salud y mucha felicidad en este nuevo año!

P.D.: No comulgo con ningún partido -precisamente, los que no comulgamos con ninguno, somos los que más detestan los políticos-, pero no me importa decir públicamente que los dos gallegos, el jefe del gobierno de España y el de Galicia, me parecen, a día de hoy, los que tienen más sentido común (31 de diciembre de 2016) 

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