Bronquitis aguda

 

“La aparición de una enfermedad es rápida como una flecha; su desaparición, lenta como un bordado” (Proverbio chino). 

“La tos y el amor no pueden ocultarse” (Dicho italiano)

“Solo nos diferenciamos de los animales en que a ellos no les gusta tomar medicamentos” (Oscar Wilde)

   


    Había quedado ayer en la zona de entrada del hospital, situada antes de las escaleras que bajan a la cafetería, con mi distinguida auxiliar de enfermería para seguir hablando de la bronquitis aguda que ella padecía desde dos semanas antes. Llega puntual. Después de darnos los buenos días y los saludos habituales, va al grano. 

    - Tal vez tenía usted razón. Después de la conversación que mantuvimos ayer dejé el antibiótico y el espray de corticoides y no he empeorado, al contrario, me siento mejor.

    - Me alegro qué me haya hecho caso. Me llama la atención la excesiva confianza que tienen los pacientes en los medicamentos y, generalizando, suele guardar relación inversa con su nivel cultural.

    - ¡Oiga! ¿Me está llamando inculta?

    - Ya le dije que generalizaba, y no dije que usted tuviera demasiada confianza en los medicamentos. Usted hizo lo correcto, siguió el tratamiento recomendado por el médico y lo dejó porque le convencieron mis explicaciones. Solo hay una cosa que no hizo y creo que debería haber hecho. Preguntarle al médico por qué con bronquitis aguda debía tomar un antibiótico y un espray de corticoides.

    - No le pregunté eso porque imagino que ustedes saben lo que hacen.

    - También saben lo que hacen los fontaneros, y si usted, por un problema de tuberías en su casa, consulta a dos fontaneros distintos, es posible, incluso probable, que se lo intenten resolver de forma diferente. ¿Entiende lo que quiero decir?

    - Sí, sí entiendo… Pero ayer quedó en que hoy me diría la razón más importante por la que los médicos recomiendan antibióticos en las bronquitis agudas, que, según usted, en las personas sanas están causadas por virus en el 99 por ciento de los casos y los antibióticos no tienen efecto beneficioso alguno.   

    - Casos como el suyo se han estudiado muy bien en un amplio grupo de enfermos ingleses con bronquitis aguda, y publicado en Thorax, una excelente revista británica. Al inicio de la bronquitis, los pacientes acudían al médico y allí también le recomendaban un antibiótico, que además de no tener efecto provechoso, como la bronquitis aguda estaba en fase de efervescencia, los días siguientes incluso empeoraban y volvían a acudir al médico diciéndole que no habían notado mejoría alguna, al contrario, que habían empeorado con el antibiótico recomendado. El médico les prescribía un segundo antibiótico y, aunque ahora la historia natural de la bronquitis aguda ya era la defervescencia de los síntomas, los enfermos achacaban la mejoría al segundo antibiótico recomendado y en la próxima bronquitis aguda volvían a hacer lo mismo, los médicos también hacían lo mismo, y los únicos favorecidos con este comportamiento eran las compañías farmacéuticas.

    Usted me dijo ayer que su médico le había dado medicación sintomática, un analgésico y un “mucolítico”, y, al no haber mejorado, le envió a un servicio de urgencias donde le prescribieron un antibiótico y un espray de corticoides. Es posible que, si no hubiera hablado conmigo, hubiese achacado la mejoría al segundo tratamiento y en la próxima bronquitis aguda hubiera hecho lo mismo. Tal vez ya no lo haga si le han convencido mis razonamientos.  

- ¿Y que toma usted entonces para que se le pase pronto la bronquitis aguda?

    - Nada.

    - Claro…, puede tener razón, pero la mayor parte de los enfermos si van al médico y no les receta nada salen descontentos.

    - Me ha gustado que dude de lo que he dicho. Si los pacientes salen descontentos de la consulta cuando no les prescribimos medicamentos, ha sido y es por nuestra culpa. Según me cuentan algunos enfermos, no es infrecuente que, cuando llegan los resfriados, las bronquitis agudas y las gripes en las épocas de invierno, el médico puede prescribirles dos o tres fármacos sin haberles ni tan siquiera auscultado. Si los médicos escucháramos a los pacientes (decía William Osler: “Si escuchas al paciente el te está diciendo el diagnóstico”), los exploráramos detenidamente y no tuviésemos duda que se trata de una bronquitis aguda, probablemente todos o casi todos ellos entenderían por qué no precisan antibióticos si se lo explicáramos concienzudamente. Es mucho más fácil y rápido recetar, pero los medicamentos pueden tener efectos adversos, injustificables si la prescripción no está indicada.

    - Entonces usted quiere decir que lo más cómodo para un médico es recetar y lo más difícil no prescribir nada, es decir, no hacer lo mismo que los demás.

    - Más o menos. Mire, todos los días salen artículos en revistas médicas, incluso en revistas de información general y periódicos, sobre el uso excesivo de antibióticos en las infecciones de vías altas respiratorias en personas sanas. Aunque no estén indicados, si un médico hace lo mismo que los demás médicos, nunca tendrá problemas. Si hace lo correcto y no prescribe antibióticos tendrá más problemas porque no está bien visto actuar de forma distinta, igual que no lo está que la oveja no siga al rebaño, aunque vaya por el buen camino. Espero haberle ayudado. Mañana, si lo desea, le diré algo más de la bronquitis aguda, y de la gripe, que el tiempo gélido ya anuncia su llegada.   

    - ¡Ahhh! Mi consuegro, veterinario, me dice que Oscar Wilde al menos en parte tiene razón. Cuando intenta darle un jarabe a un caballo, le resulta imposible. No para de mover la cabeza a un lado y a otro.

 

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