No son (somos) todos iguales...



“La vida no regala nada a los mortales, sin un gran esfuerzo” (Horacio)

 


… ni los fontaneros, ni los ingenieros, ni los electricistas, ni los marineros, ni los médicos, ni los carpinteros... Podría seguir enumerando todas las profesiones, o a los que trabajan en ellas, y diría lo mismo. Incluso, a los que hacen que trabajan en algunas profesiones como la política si es profesión.

    Cuando era pequeño, en la aldea de Quilmas, donde vivía, veía como unos marineros llegaban de pescar al puerto con el bote lleno de centollas siempre eran los mismos y otros con el bote vacío. O con el barco cargado de sardinas por la mañana después de haber estado pescando toda la noche y otros con el barco vacío.

    Estudié el bachiller en el Instituto Nacional de Enseñanza de Corcubión y en el Colegio La Salle de Santiago de Compostela. En este último, nos entregaban los viernes las notas de la semana y casi siempre ocupaban los diez primeros puestos los mismos alumnos. También los últimos puestos eran ocupados por los mismos.

    Lo mismo pasaba durante mis estudios en la carrera de medicina. Casi siempre sacaban las mejores notas los mismos en los exámenes de junio/julio. Esto no significaba que después fueran los mejores médicos. Porque una cosa es saber y otra saber aplicar el saber.

    Ya en la práctica de la medicina he conocido buenos, incluso muy buenos médicos, y médicos no tan buenos, incluso malos médicos. He oído decir a muchas personas: los médicos son todos iguales. No es verdad. Sí, sería fenomenal que fuesen todos igual de buenos. Tendría más, mucha más, importancia que fuesen igual de buenos que los panaderos. Hacer buen pan, es menos importante que hacer buena medicina.

    Recuerdo cuando mi suegra le dijo al Dr. Martino, el mejor cirujano digestivo del Hospital  Valdecilla de Santander de aquella época, después de intervenir a César, su marido, que todo el hospital lo alababa por lo bien que operaba. Le contestó que sí eso fuese verdad no era ningún mérito porque lo normal es hacerlo bien.

    Estoy suscrito a dos periódicos digitales: El debate y El mundo. Tampoco los periodistas son todos iguales. Luis Ventoso, de El Debate, y Jorge Bustos, de El Mundo, son dos periodistas excepcionales que destacan sobre todos los demás.

    ¿Y por qué unos profesionales o trabajadores son mejores que otros? Influyen muchos factores, pero en mi opinión son dos los principales: la genética y el trabajo. No todos nacemos con la misma inteligencia. Pero es verdad que hace más el que quiere que el que puede. Y, por supuesto, además de la inteligencia influye el trabajo o esfuerzo.

    En el Colegio La Salle de Santiago de Compostela, donde estudié el bachiller a partir de cuarto curso, un alumno destacaba sobre los demás de la clase, sobre todo en matemáticas. Comenzó la carrera de exactas/matemáticas y la dejó en el primer curso porque se pasaba el día jugando a las cartas. Acabó en un sindicato de la policía municipal de Santiago.

    Lo expresa muy bien Gaspar Melchor de Jovellanos: “Bien están los buenos pensamientos, pero resultan tan livianos como burbuja de jabón, si no los sigue el esfuerzo para concretarlos en acción”.

 

    La genética es distinta en cada uno de nosotros y tampoco todos nos esforzamos por igual.

 

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