Antes diagnosticar, después tratar
“Si escuchas al paciente, el te está diciendo el diagnóstico” (William
Osler)
Aunque menos que en años
anteriores, todavía los pacientes que acuden a las consultas médicas siguen
preguntando “que tomo”, antes que, “que tengo, que padezco”.
Esto probablemente se deba a que antes el
médico actuaba paternalmente y casi solo le decía al paciente lo que tenía que
tomar, y el paciente (seguiré refiriéndole así, pero incluye al paciente
masculino y femenino) pocas veces le preguntaba que era lo que tenía o padecía,
posiblemente porque creía que el médico tenía ciencia infusa y no se
equivocaba.
Esto, afortunadamente, está
cambiando. Ahora las personas están mucho más informadas que antes sobre la
salud y la enfermedad, y eso, en gran parte, se debe a internet. Hoy, cualquier
persona puede encontrar en Google, Wikipedia u otros buscadores información
sobre síntomas, enfermedades, medicamentos…
Lo más importante en la buena
práctica médica es hacer un buen diagnóstico de la enfermedad por la que el
paciente acude a consulta.
Lo primero que hace el buen
médico al entrar el paciente en la consulta es la inspección. La inspección
puede ofrecer detalles generales que a veces tienen gran importancia. Algunos
pacientes, ya antes de sentarse o de que el médico anote sus datos personales, comienzan,
precipitadamente, a contar sus síntomas. Cuando le decimos que se sienten en la
camilla de exploración, que no hace falta que se acuesten, y lo hacen, también puede
indicarnos que no es una persona tranquila. La inspección debe seguir
haciéndose durante todo el tiempo que dura la consulta. Les digo a veces a los
pacientes que los médicos necesitamos la inspección porque somos menos listos
que los sacerdotes o los curas. Cuando estudiaba en el Colegio La Salle, en Santiago de
Compostela, los curas que nos confesaban solo por la voz de los confesantes ―desde
dentro del confesionario no podían vernos con claridad―conocían quiénes eran los más
pecadores y les imponían mayores penitencias.
Después de la inspección, lo
más importante para alcanzar un buen diagnóstico de la enfermedad es escuchar,
dejar hablar al paciente para que cuente por lo que ha venido. Es importante al
principio no interrumpirle y animarle si se calla pronto para que nos siga
contando todo lo que le pasa, todos sus síntomas y desde cuándo. Cuando ha
finalizado debemos hacerle preguntas acerca de síntomas referidos: la fecha de
comienzo, si los relaciona con algo, con que mejoran y empeoran, si están
agravándose o mejorando, si ha visitado antes a otros médicos y cuál fue el
diagnóstico y el tratamiento que le han recomendado, etcétera. La entrevista o
historia clínica, ni en las enfermedades más fáciles de diagnosticar, no
debe durar menos de 15 minutos en la mayor parte de los casos.
La historia clínica o entrevista
es lo más importante para lograr un buen diagnóstico. Lo segundo más importante
es realizar una buena exploración. En mi época de médico residente hospitalario
(hice la especialidad de neumología en el Hospital Marqués de Valdecilla, en
aquel momento uno de los mejores hospitales de nuestro país) nos enseñaban que
debíamos desnudar totalmente a los enfermos. Y debería hacerse siempre porque a
veces una lesión cutánea en una pierna o en un brazo, aunque no fuese el motivo
por el que acude el paciente, puede orientarnos al diagnóstico.
Con una buena entrevista o
historia clínica y una buena exploración se debe hacer un diagnóstico
diferencial, es decir, las posibilidades diagnósticas. Según el número mayor o
menor de posibilidades el médico solicitará más o menos pruebas o exploraciones
complementarias para confirmar una de sus sospechas diagnósticas.
William Osler, canadiense, uno de los mejores médicos del siglo pasado, lo dijo muy bien: “Si escuchas al paciente, el te está diciendo el diagnóstico”.
clinicajoaquinlamela.com
https://www.topdoctors.es/doctor/joaquin-lamela-lopez
doctorjoaquinlamela.es
joaquinlamela.blogspot.com
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