Eutanasia
“El mundo está lleno de sufrimiento, pero también de
superación del mismo” (Hellen Keller)
La eutanasia (del latín científico euthanasia y del
griego antiguo /euthanasía/ 'buena muerte') es la intervención voluntaria
para provocar la muerte. El término se emplea en veterinaria y
en medicina, en cuyo caso se aplica a un paciente
terminal o crónico grave con la
intención de evitar sufrimiento y dolor. La eutanasia es acabar con una vida de
muchos sufrimientos sin dolor.
Es un
procedimiento voluntario, intencionado, estudiado y consciente que realiza
un médico para acelerar la muerte de un paciente terminal
de algún padecimiento incurable; a solicitud consciente, estudiada y deliberada
del enfermo o familiares, quienes le solicitan al médico que la realice sobre
el paciente para así dar fin con el dolor y sufrimiento intolerables e intratables.
Estos dos
párrafos se han sacado de Wikipedia, y parecen aclarar bien lo que es la
eutanasia.
Acaba de
aprobarse la ley de la eutanasia en España. Un día después, una gran periodista
orensana, Victoria Prego, escribía en elindependiente.com que era una ley
necesaria y que debería ser apoyada por la gran mayoría. Me parece una señora
periodista con un gran sentido común, pero no logro entender porque esta ley de
la eutanasia tiene que ser apoyada por la gran mayoría.
Otros
médicos y periodistas, creo que también con un gran sentido común, opinan que
era más necesario haber discutido en el Parlamento sobre los cuidados
paliativos de enfermos terminales y la atención a miles de personas que por
enfermedad o pobreza están esperando desde hace mucho para ingresar en una
residencia pública y recibir cuidados.
Para un
médico es muy difícil aceptar matar a un enfermo en cualquier situación
imaginable. Además, hoy, y también antes de aprobarse esta ley, los médicos podemos
acelerar la muerte con sedación cuando el paciente está en una situación
terminal irreversible y nos lo pide él o sus familiares. No hace mucho, un conocido
joven médico maravilloso, como persona y como médico, se fue al hospital con un
gran sufrimiento, sabiendo que no había nada que hacer, para que le realizaran
una sedación terminal. Y se le realizó.
Una de las veces
en las que sentí mayor compasión en mi práctica médica fue cuando comenzaba la
especialidad de neumología en el hospital Marqués de Valdecilla de Santander y
atendí a un enfermo muy joven con un carcinoma bronquioloalveolar pulmonar
bilateral para el que no había tratamiento quimioterápico eficaz. Con morfina,
logramos que pasara los últimos días de su vida con poco sufrimiento y sin
darse cuenta de qué se estaba yendo.
Hace más o
menos un año, la hermana de una paciente con una enfermedad pulmonar crónica
irreversible, pero no en situación terminal, me pidió que le hiciera un informe
a su hermana solicitando la eutanasia para viajar a Holanda para que se la
practicaran porque era su voluntad (la de su hermana enferma). Le dije que no haría
nunca ese informe, pero que estaba seguro qué se la practicarían igual, “abonando
el trabajo”, sin que un médico la solicitara.
En el
segundo párrafo transcrito de Wikipedia se dice que la eutanasia es “un
procedimiento que realiza un médico para acelerar la muerte de un paciente
terminal de algún padecimiento incurable”. Los médicos atendemos todos los días
un alto porcentaje de enfermedades incurables: enfermedad pulmonar obstructiva
crónica (EPOC), diabetes, asma, hipertensión arterial, cirrosis, y muchas
otras. El problema es que los médicos podemos errar al considerar a un paciente
en estado terminal. Porque los médicos, como otros profesionales, podemos
equivocarnos, unos más que otros. He visto reingresar a un paciente en el
hospital un año después de que un médico lo hubiese enviado a morir a su
domicilio porque le había dicho a su familia que le quedaban pocos días de
vida.
En Suiza se
hacen muchos referéndums para preguntar a la ciudadanía sobre cuestiones que a
nosotros pueden parecernos de poca importancia, como la realización de una
autopista. Aquí, hoy, algún partido político sugiere hacer un referéndum para
que los españoles se declaren a favor de la monarquía o de la república, cuando
al parecer este asunto no preocupa a más del noventa y nueve por cien de los
españoles. ¿No podría haberse realizado un referéndum para preguntarnos si estamos
a favor o en contra de la eutanasia antes de aprobar esta ley?
Se
atribuye a Vicent Van Gogh esta frase: “Sufrir sin quejarse es la única lección
que debemos aprender en esta vida”. Me gustaría aprenderla antes de que la
muerte no solicitada me cierre los ojos.
www.doctorjoaquinlamela.es
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