No a la jubilación
Siempre
que comienzo un escrito para el blog busco frases apropiadas para la
introducción y me llamó mucho la atención que no encontré ninguna frase de pensadores
eruditos sobre la jubilación.
También me llama la atención que todos o casi todos
los días alguien me pregunta si ya estoy jubilado. Y que si se lo pregunto a
cualquiera que se ha jubilado recientemente la respuesta afirmativa se
acompañe, generalmente, de una cara de felicidad que no logro entender. Acepto
que dejemos o nos echen de nuestro trabajo a la edad oficial de retiro, pero no
entiendo cómo alguien puede decir, como me dijo hace poco una persona conocida
cuando le comenté que había oído que desde que se había jubilado se pasaba
muchas horas del día en internet: "es verdad, es que ahora no tengo nada
que hacer porque estoy jubilada”.
Supe lo que era jubilarse cuando ya tenía bastantes
años. Cuando era pequeño, en mi aldea no se oía esta palabra, no se hablaba de
esto, porque la gente no se jubilaba. Los vecinos trabajaban hasta que ya no
podían por sus limitaciones físicas o mentales. Era como si conocieran lo que
tan bien dijo Buenaventura Luna en Las Sentencias del Tata Viejo: "No hay
cristiano más triste que el cansado de no hacer nada".
Eso sí, los mayores descansaban más que
los jóvenes que trabajaban. En verano, casi todos dormían la siesta y antes del
anochecer, después de trabajar el resto de la tarde se les podía ver sentados a las puertas de sus casas conversando con
los amigos o vecinos.
La jubilación,
según Wikipedia, es el acto administrativo por el qué, un trabajador en activo, ya sea
por cuenta propia o por decisión ajena, pasa a una situación pasiva o de
inactividad laboral tras haber alcanzado la edad máxima para trabajar o bien la
edad a partir de la cual se le permite legalmente abandonar la vida laboral y
obtener una retribución por el resto de su vida. Al retirarse de su trabajo, el
trabajador tiene el derecho legal de recibir las prestaciones correspondientes.
La legislación laboral de cada país estipula condiciones diferentes al respecto.
Imagino que en los países pobres de África
no existe la jubilación, y en otros, como Estados Unidos, no hay una edad
oficial de jubilación como en Europa, que suele estar alrededor de los 65 años.
Bien. Admitamos como bueno que el gobierno nos
saque todos los meses, desde que comenzamos a trabajar, una cantidad de dinero
y luego nos devuelvan una parte de lo que nos han sacado, mayor o menor,
dependiendo de los años que vivamos después de jubilarnos.
Pero no está escrito que hayamos nacido
para jubilarnos a los 65 años o a cualquier otra edad. Hemos nacido para
trabajar (con el sudor de nuestra frente) porque trabajar es vivir. Y no
debemos dejar que nadie nos lo prohíba mientras podamos hacerlo.
Me parece una enorme majadería que exista
una edad de jubilación. Conocí a médicos de cabecera y hospitalarios que muy
bien podrían haber continuado trabajando eficientemente hasta después de
cumplir los setenta o más años y, sin embargo, habían tenido que dejar su trabajo en la medicina pública obligatoriamente. Ya dije aquí, en alguna otra ocasión, que me encanta ver a
personas mayores, probablemente rondando o con incluso más de los 80 años,
haciendo labores en los congresos de médicos de Estados Unidos como controlar
la entrada de personas o entregar las acreditaciones.
Y no entiendo como alguien puede estar
contento por jubilarse. Sería más bien para lo contrario, para
entristecerse. No soy capaz de ver ventaja alguna a jubilarse mientras uno esté
en condiciones de seguir trabajando. Pero sí menoscabos. El apellido que se nos
pone, uno más, el de jubilado, pensionista, retirado (reformado, en Portugal),
no me gusta nada. Vamos
Salvo que para algunos la felicidad sea el
cansarse de no hacer nada, la jubilación a una edad fija, impuesta por los que
nos gobiernan, debería estar prohibida.
Otra cosa es que comiencen a devolverte a
esa u otra edad al menos parte de lo que te han sacado antes. Muchos de los que
nos gobernaron o desgobernaron comienzan a cobrar buenas jubilaciones después
de pasar pocos años en cargos oficiales, y siguen cobrando buenos sueldos en
empresas privadas por figurar, por hacer que trabajan como hacían antes, hasta
mucho después de la edad oficial de jubilación.
Recuerdo haber oído decir a Charles
Aznavour, el cantante francés tan famoso en los 60 y 70 del siglo pasado por
canciones como "La bohème" y "Que c'est triste Venise",
cuando acababa de cumplir noventa años, aunque aparentaba muchos menos, que
seguiría trabajando en sus viñedos y cantando hasta los cien años, “porque
jubilarse es aburrirse y si te aburres te mueres”.
Recientemente, Antonio Garrigues, a sus ochenta y cinco años, aconsejaba a las personas que asistían a una de sus charlas que no se jubilaran, que siguieran trabajando mientras se encontraran en buenas condiciones físicas y mentales.
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