Cartas a mi nieta
Más consejos para ti, Valentina
(II)
"Acostumbraros a ser obedientes,
porque siempre os ha de tocar obedecer" (Marquesa de Maintenon)
Hoy has cumplido año y medio. ¡Felicidades,
patitas! Ayer nos envió un video una amiga de tu abuela, que recogió vídeos
tuyos que tu abuela le había enviado antes y lo musicalizó. Fue una pena que no
lo hubiese enviado antes, porque lo hubiera presentado a la Gala de los Oscar de Hollywood. Estoy
seguro que lo premiarían. Eres una artista. El vídeo comienza contigo sentada
en la escalera y después de pie al lado de la pared, a la que riñes por no
sujetarte el paraguas. Eres guapísima, mejor aún, eres muy viva, muy lista. Y
ahora, sonríes mucho. ¡Qué bien! En lo de sonreír tiene mucho que ver tu padre,
que se pasa el tiempo libre que tiene jugando y riendo contigo. Tengo que decir también, y tu madre, porque sino se enfadará conmigo. Es verdad que también juega y ríe mucho contigo.
Obedece a tus padres -
Ya, ya sé que este consejo ya te lo di el otro día, pero te lo vuelvo a dar por
ser muy importante y porque me olvidé de decirte algo: que obedezcas a tus padres
y que lo hagas en todas las situaciones. ¿Qué a que me refiero? Te voy a poner
un ejemplo. Ya sabes que nací en una aldea y que tus bisabuelos maternos eran
un marinero y una trabajadora del campo. Eso no quita para que los dos fuesen
dos personas admirables, como lo eran tu bisabuelos paternos, y también muy
listos como lo eres tú. Ellos trataron de educarme lo mejor posible. Recuerdo
cuando iba, siendo muy pequeño, con mi madre a casa de su hermana, que vivía a
un kilómetro, y a veces, en el invierno, se ponían a jugar a la brisca con
otros familiares, un juego de cartas llamado así en Galicia, y como era muy
pequeño y no podía jugar con ellos me aburría y se lo hacía notar a mi madre
preguntándole cuando nos marchábamos. Ella no me contestaba, solo me pisaba el
pie por debajo de la mesa y ya entendía que tenía que callarme, que nos iríamos
cuando ella dijese. Seguro que lo entiendes. Que tienes que obedecerlos
siempre, pero que la obediencia tiene que ser aún más notable o destacada
cuando estéis con otras personas, sean o no amigas de tus padres. Valentina, te
aseguro que no hay cosa más desagradable que ver a un niño maleducado,
consentido, cuando está acompañado de sus padres. Lo sé por haberlo visto en mi
consulta, afortunadamente, no en muchas ocasiones. Porque no solo tú quedarás
mal delante de la gente con la que estéis; todavía quedarán peor tus padres, ya
que pensarán que no han sabido o no saben educarte. Por eso te ruego que
mañana, cuando te vea, un día después de tu cumple año y medio, me prometas que
nunca vas a dejar en mal lugar a tus padres desobedeciéndoles, y menos aún
cuando haya gente, ya sean familiares u otras personas. Gracias.
Estudia,
trabaja mucho - Claro que también hay que divertirse, que tienes que jugar
con tus amigas, pero hay tiempo para todo. Recuerda la frase que encabezaba los
primeros consejos que te di, lo que le decía el abuelo a Indira Gandhi. Si no
la recuerdas vuelve a leerla. Además, espero que cuando seas algo mayor nuestro
país habrá cambiado para bien y se valore más el mérito que las
recomendaciones. Y si trabajas mucho, te aseguro, por lo lista que eres, que
alcanzarás lo que te propongas. Pero recuerda que consigue más el que quiere
que el que puede. Ya se lo conté mil veces a tu madre y a tus tíos, pero a ti
no y te lo voy a contar. Cuando estudiaba el bachiller -antes se llamaba así,
no sé cómo se llama ahora- en el Colegio La Salle de Santiago de Compostela,
uno de los alumnos de mi clase sacaba siempre o casi siempre las mejores notas,
y era un fenómeno en matemáticas. Comenzó la carrera de exactas, ahora creo que
se llama matemáticas, y se quedó en el primer curso. Años después aprobó una
oposición a policía municipal. ¿Sabes porque no pasó del primer curso? Porque pasaba
las tardes jugando a las cartas en los bares en vez de estudiar. Hay tiempo
para todo, pero hay que reservar unas horas del día para estudiar. Y a ti,
afortunadamente, te harán falta menos horas que a muchas de tus compañeras o
amigas. Seguro.
Sé
seria, pero ríete mucho - Ya he escrito sobre esto en mi blog, al hablar de
los americanos, pero como aún no lo leíste te lo cuento. La primera vez que fui
a EEUU con tu madre y tus tíos, lo que más me llamó la atención fue la cara
alegre de la gente y la falta absoluta del sentido del ridículo. Los habíamos
llevado a una atracción, a una piscina con delfines, y reclamaban voluntarios.
Yo temblaba, creo que también me ruborizaba, solo con pensar si me escogerían
para bajar a la piscina. Pues los americanos como si nada, cuando eran
elegidos. Se levantaban, sonriendo y bajaban a la piscina para hacer lo que le
ordenaban los amaestradores de los delfines. Y no solo eso. Se presentaban
voluntarios antes de que les llamaran. Y te digo más. En otro viaje que hice
poco después para asistir a un congreso médico, en un pasillo del hotel, una
señora muy bien parecida me miró y se sonrió al pasar. Creo que hinché el pecho
pensando que me había visto atractivo. Luego me reí de mi mismo porque me
sonreían también, al pasar a mi lado, las personas mucho más viejas y de los
dos sexos. Ahora que ya he aprendido, cuando voy allí también sonrío y devuelvo
la sonrisa a todos y a todas, como dicen ahora los políticos, jóvenes y
mayores..
Y sin embargo, fíjate en las gentes de
aquí. La mayor parte de las personas camina por la calle con cara muy seria, parecen
enfadadas, y algunas hasta con cara de malas pulgas. Valentina, sonríe a todas
y a todos aunque no los conozcas. Lo más que puede suceder es que algún
ignorante como yo crea que es atractivo, por haberle mirado una chica tan guapa
y avispada.
Lo de reírse mucho no es lo contrario u
opuesto de ser seria. Ser una persona seria, reservada, formal, prudente, es no
abrir la boca cuando no viene a cuento, es no dar confianzas a quien no las
merece, es no hablar a gritos o diciendo palabrotas, es no carcajear o bromear
si no viene a cuento, es no mentir y es cumplir la palabra dada. ¿A qué me
entiendes?
Te quiero muchísimo, patitas, lo mismo que te
quiere todo el resto de la familia. Te lo mereces. Eres maravillosa.
Post-Data.: Acabo de recibir este mensaje de tu madre a la familia:
"Me acaban de decir en la guardería que Valentina es un amor, que es
majísima y buenísima, que no llora nunca, que me (la negrita es mía) ha tocado la lotería - Valentina, tu harás
lo mismo al hablar de tus hijos cuando los tengas, hablarás como si fuesen solo
tuyos y tu marido, su padre, un invitado-. Que siempre está contenta y todo le
parece bien… ¡Como se me cae la baba con esta niña!". Maravillosa. Este
también es un añadido mío, repetido.
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