Sobre los medicamentos, una vez más. Inhibidores de la bomba de protones (“protectores gástricos”) (III)




“No tome medicamentos sin ton ni son. Tómelos sólo cuando un médico en el que confíe le explique, y usted lo entienda, las razones por las que debe tomarlos” (www.clinijajoaquinlamela.com)




   Se ha estimado que entre el 53 y 69 por ciento de las prescripciones de “protectores gástricos” (inhibidores de la bomba de protones) son indicaciones inapropiadas. Además, no deben utilizarse más de unos dos meses salvo en ciertos trastornos gastrointestinales. Y pueden causar efectos adversos serios: aumento del riesgo de fracturas, de neumonías y de infecciones intestinales por clostridium difficile.     
    El nombre de “protectores gástricos” debe ser una invención de las compañías farmacéuticas y tal vez también de médicos con relaciones impropias con ellas, porque de esa forma los pacientes creen que les protege casi de morir, y ni tan siquiera protegen de una enfermedad maligna del estómago que puede causar la muerte.
    Inhibidores de la bomba de protones (Medimecum 2017): "No se recomienda el uso regular de estos fármacos durante periodos mayores de ocho semanas (por conocerse aún poco los efectos secundarios a largo plazo, excepto en Zollinger -Ellison, casos refractarios (que se controlan mal) de esofagitis por reflujo sin indicación de cirugía y tratamiento de mantenimiento de larga duración en algunos casos de ulcera gastroduodenal. (Añadido mío: Muchos pacientes los toman porque se los han recomendado para proteger el estómago de otros medicamentos que tienen que tomar por si le hacen daño. Y esta solo es una indicación en algunos casos seleccionados. No son protectores gástricos, son inhibidores de la bomba de protones). Sigue diciendo el Mediumecum 2017: en tratamientos prolongados, más de un año, se ha observado un incremento moderado de fracturas de los huesos, especialmente en ancianos y personas con factores de riesgo; se ha descrito también hipomagnesemia y casos muy infrecuentes de lupus eritematoso cutáneo subagudo".
    Todos los medicamentos tienen efectos adversos, pero no es una razón para evitarlos. Más bien, antes de recetar, los buenos médicos sopesan los beneficios frente a los riesgos y la gravedad de la enfermedad frente a la gravedad de los posibles efectos adversos.  
    ¿Le preguntó usted o su familiar al médico la razón por la que tenía que tomar el “protector gástrico”? ¿Se la explicó y le informó de los posibles efectos desfavorables antes de recetárselo, y aceptó usted o su familiar tomarlo?

    Me parece interesante este artículo publicado (y revisado) en “20 minutos” sobre estos medicamentos:
    “Omeprazol, lansoprazol, pantoprazol, rabeprazol, esomeprazol… son nombres que les suenan a muchos, a todos aquellos que sufren del estómago. Son los denominados fármacos inhibidores de la bomba de protones (IBP). Sin embargo, no conviene abusar de ellos, especialmente si uno no se encuentra en un grupo de riesgo. Los especialistas en patologías digestivas advierten de que el uso de estos fármacos como protectores gástricos en los casos de consumo de antiinflamatorios no esteroides y ácido acetilsalicílico debe estar limitado a los grupos de riesgo. En España representaron en 2010 el 4,9% del consumo global de medicamentos del Sistema Nacional de Salud. La Sociedad Española de Patología Digestiva advierte de posibles efectos secundarios. Es la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) quien hace la advertencia. Recuerda que estos medicamentos son eficaces para determinadas enfermedades del aparato digestivo y también cuando se utilizan como protector gástrico en pacientes con algunas patologías y bajo control médico. De hecho, han supuesto una revolución en el manejo de las enfermedades relacionadas con la secreción de ácido clorhídrico del estómago como úlcera gástrica, úlcera duodenal, enfermedad por reflujo gastroesofágico o infección por helicobacter pylori. En España, además, la úlcera péptica afecta al 10% de la población en algún momento de su vida, mientras que la enfermedad por reflujo gastroesofágico afecta a un 15% de la población y la prevalencia de infección por helicobacter pylori está en torno a un 40%. Un fármaco demasiado consumido. El elevado consumo de estos fármacos se debe a que generalmente son muy recetados como gastroprotectores a personas que consumen antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofreno y el ácido acetilsalicílico. Son personas normalmente de edad avanzada, con enfermedad crónica y que toman estos medicamentos de forma prolongada. En España representan el 4,9% del consumo global de medicamentos del sistema. Y como la aspirina y los antiinflamatorios no esteroideos pueden producir pequeñas úlceras en el estómago y el duodeno, para que éstas cicatricen más rápido, los médicos recetan estos fármacos que frenan la producción de ácido clorhídrico. Pero el doctor Carlos Martín Argila alerta también sobre los posibles efectos secundarios de estos medicamentos cuando los utilizan personas para las que no están indicados o cuando pacientes que sí deberían tomarlos no lo hacen, por miedo o cautela. Por ello, incide en que "es el médico el que debe prescribir o dejar de prescribir el medicamento, valorando los riesgos y los beneficios para cada paciente". Según el experto, no todas las personas que toman aspirina o antiinflamatorios no esteroideos deben consumir estos fármacos, sino solo aquellas que forman parte de grupos de riesgo, es decir mayores de 65 años, con antecedentes de enfermedad ulcerosa péptica, que toman antiinflamatorios en altas dosis o combinación de varios y que toman anticoagulantes o corticoides en dosis altas con patología previa grave como cirrosis hepática o insuficiencia renal. "Las personas que no toman aspirina o antiinflamatorios, pero sí otro tipo de medicamentos, aunque estén incluidas en estos grupos de riesgo, no deben tomar fármacos IBP como gastroprotectores porque no van a ser eficaces para controlar posibles molestias digestivas producidas por los medicamentos. Esas molestias digestivas seguramente no son por un exceso de ácido clorhídrico y por tanto no tiene sentido administrar un IBP", argumenta el doctor. Como cualquier otro medicamento, estos fármacos tienen efectos secundarios: cuando se consumen de forma prolongada se ha podido apreciar una disminución de la absorción de calcio, magnesio y vitamina B12, la proliferación de infecciones intestinales, osteoporosis y neumonía, aunque estos efectos aún deben ser confirmados con nuevos estudios científicos.”

Comentarios

  1. Quienes difundieron mensaje de IBP = "protector gástrico" han logrado su uso excesivo/abusivo, hasta hacerlo "dañino". Se pasó en poco tiempo del uso selectivo al indiscriminado. Ahora la prescripción de IBP en nuestro medio, directa o diferida, es vergonzosa. Y por muchas presiones que se aleguen, los médicos somos culpables de la persistencia de su uso inadecuado, por inapropiado o indefinido en el tiempo.

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    1. Totalmente de acuerdo, José Manuel. Me alegro que estés de acuerdo. Sí, tienes razón, somos los únicos responsables. Gracias por tu comentario.

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